El incendio declarado en el término municipal de Navafría en la mañana de este viernes ha superado las 1.000 hectáreas calcinadas. Sin embargo, durante el día de ayer la situación del fuego se tornó más esperanzadora al poder estabilizarse. Al cierre de esta edición, los efectivos estaban cerca de dar el incendio por controlado, aunque aún preocupaban algunos focos que permanecían activos en la ladera de la Sierra de Guadarrama. La zona urbana no presentaba ningún tipo de amenaza.
“La noche del pasado sábado fue difícil, pero determinante”, aseguró el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Segovia, José Mazarías. Cuando habían abandonado las labores de extinción los medios aéreos, sobre las 2.00 horas grandes lenguas de fuego volvieron a elevarse en la falda de la sierra, lo que creó un gran temor entre la población. Sin embargo, gracias a un plan de extinción “providencial”, según Mazarías, se pudo contener el incendio y con las primeras luces del día “se redujeron significativamente el número de focos”.
A las incesantes labores de los efectivos terrestres se sumó el viento. En esta ocasión, “empujó el fuego justamente a la superficie ya quemada, lo que ahogó las llamas”, determinó el delegado territorial. A pesar de ello, en el mediodía de este sábado aún no se podía considerar que el incendio estaba controlado “y mucho menos extinto”, ya que presentaba varios focos activos al borde de la superficie arbolada no quemada. “Cualquier remolino puede hacer que el fuego corra por las copas de los árboles de manera terrible”, remarcó Mazarías.
La situación de ayer era muy diferente a la del viernes. Al menos ya se podía ver el cielo azul que durante horas del día y noche había tapado una espesa nube de humo y, desgraciadamente, se pudo comprobar en mayor medida cómo las arboledas y dehesas verdes ahora eran negras y grises por las cenizas. Esto permitió realizar un primer perimetraje que elevó a 1.000 las hectáreas de arboleda calcinadas. No obstante, esta cifra será superior, ya que no se contó la dehesa, “que presentaba una superficie quemada importante”, definió Mazarías.
Despliegue de medios
Sin ninguna duda, la situación había mejorado. A lo largo del día los ánimos de los presentes en el Puesto de Mando Avanzado (PMA), ubicado en el cruce entre Torre Val de San Pedro y Santiuste de Pedraza, temblaron con cada columna de humo que emergía. También los vecinos del lugar visibilizaban su preocupación.
Pero las labores de los más de 50 efectivos desplegados en tierra, los cinco helicópteros y un avión anfibio que realizó varias descargas, entre otros medios de extinción, consiguieron aportar calma en los momentos más difíciles. A ello se sumó la llegada de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que aportó tres autobombas y un tanque nodriza con capacidad para 15.000 litros de agua.
Así, un gran operativo realizó extensas labores para controlar los focos que permanecían activos o que se activaron en la jornada, y también para refrescar y enfriar la zona. “La situación más difícil ya ha pasado, pero tenemos que ser muy cuidadosos porque el alto valor ecológico de la Sierra de Guadarrama así nos lo exige”, enunció Mazarías desde el PMA.
A ello se suma la participación en las tareas de extinción de diversos colectivos. El delegado territorial destacó una “perfecta coordinación y colaboración absoluta de todos los estamentos movilizados”. Entre ellos, destacan organizaciones como Protección Civil y Cruz Roja, pero también empresas privadas que enviaron a sus efectivos o donaron camiones de agua e, incluso, 60 kilos de embutido para hacer bocadillos.
Y como no podía ser de otra manera, “la presencia de los vecinos ha sido esencial”, declaró Mazarías. Con ello, se refirió a los voluntarios en los diferentes puntos de avituallamiento, pero también a los agricultores y ganaderos de toda la comarca que se desplazaron al lugar con sus tractores y arados o con grandes depósitos de agua para sofocar las llamas.

Daños del fuego
Estas labores cobran aún más sentido si nos atenemos a un contexto de ola de calor con temperaturas que han llegado a máximos históricos y, a su vez, a la valentía necesaria para entrar al fuego. El sonido de las ramas de los árboles siendo atacadas por las llamas o el vivo color del fuego, que cobraba mayor intensidad por la noche, son algunos ejemplos de situaciones a los que los efectivos se han tenido que enfrentar. “Cuando estás ahí y lo ves todo es como un horno incandescente. Al imaginar eso en una superficie enorme en el monte entra el pánico”, confesó Mazarías.
Aunque las causas del incendio aún permanecen en investigación, sí se conoce con certeza que se originó en los alrededores de la cañada de Navafría, en la zona de Los Cerrillos, y las primeras hipótesis apuntan a que el fuego fue intencionado, pues se descubrieron dos focos activos simultáneos.
En cuanto a los daños personales, hubo que lamentar la “intoxicación leve” de un brigadista, que fue trasladado al Hospital General y a las pocas horas fue dado de alta. Sobre los daños materiales, el fuego arrasó varias fincas, dos pajares y una vivienda al completo al noreste de Torre Val de San Pedro. “De la carretera saltó una chispa a un pajar que colindaba con la casa”, detalló Mazarías. Esta era la segunda residencia de dos personas mayores muy arraigadas al pueblo, la cual tenía un gran valor sentimental y cuyas pertenencias y estancias interiores no pudieron salvarse del fuego.
Además de por el delegado territorial de la Junta, el Puesto de Mando Avanzado fue visitado ayer por el presidente de la Diputación de Segovia, Miguel Ángel de Vicente; la subdelegada del Gobierno en Segovia, Lirio Martín; la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones; y la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, entre otras autoridades. Todos ellos coincidieron en trasladar su extenso agradecimiento a las personas que han participado en todas aquellas labores que han permitido atajar el incendio.
