De muchos es conocida mi afición por el ceremonial —no confundir con el protocolo, al que alguno ha denominado ‘el ceremonial de los pobres’— y por su historia. Aquel grande y famoso ceremonial de la Casa de Austria —más bien ideado por los Duques de Borgoña—, que se dio en llamar la ‘etiqueta española’, reguló en gran medida las cortes de toda Europa, en el ‘Siglo de Oro’, y a ese asunto he dedicado algunas páginas de mis estudios.
Pero, viniendo a nuestros días, el ceremonial, el protocolo, no son asunto baladí, sino que son fundamentales para organizar bien la vida de las instituciones. Y es que el protocolo facilita la vida pública.
El Viernes Santo último, asistimos la concejal portavoz de Vox y yo, a un suceso que nos llamó mucho la atención. Para asistir a la procesión de los Pasos, nuestro Alcalde señaló formalmente a todos los tenientes y concejales, como punto de encuentro para formarse en Corporación, ‘bajo mazas’ en la expresión coloquial, la puerta principal de las Casas Consistoriales, en donde se han colocado unas gradas. Hasta ahora, esa reunión se venía haciendo dentro de la Catedral, de la que ya salía formada la Corporación. La nueva forma de asistencia a la procesión ofrece la ventaja de permitir que la Ciudad —así se llamaba antiguamente a la Corporación municipal— presencie el paso de la procesión completa, y rinda homenaje con su presencia y autoridad a todas las Cofradías y a todos los católicos participantes.
Disconforme, al parecer, el Grupo Municipal del Psoe con esta nueva ordenanza de la Alcaldía, decidió desobedecerla e ir por su cuenta. Es decir, se presentaron todos sus concejales directamente en la Catedral, bajo la excusa de allí les había convocado la Junta de Cofradías. Lo cual, obvio es decirlo, es un capricho que entra dentro de sus competencias, y sobre eso yo no tengo nada más que decir, allá ellos.
Pero el problema vino y se vió cuando todo ese Grupo Municipal del Psoe, ya en la Catedral, se puso las medallas corporativas al cuello y dio a entender que ellos fuesen la Corporación municipal. Hasta el punto de que se hicieron fotos en grupo, acompañados de otras autoridades presentes en el templo —el deán, el delegado de Defensa, el jefe de la Guardia Civil… bien engañadas de esta travesura. Tampoco me sorprende ni me extraña el hecho, conociendo a los maestros que tienen (esos que falsifican tesis doctorales, que dan pucherazos con urnas fantasmas, o que intentan colarse en la tribuna de autoridades cuando no están invitados).
Y seguidamente salieron del templo nuestros concejales socialistas, ocupando ya el lugar en la procesión que solo correspondía al Excmo. Ayuntamiento formado en corporación y ‘bajo mazas’. Ahí es donde fallaron los encargados del protocolo de la Junta de Cofradías, porque no debieron permitir a ningún concejal ‘entrar en formación’ sin contar con la presencia del Alcalde, tenientes, concejales, maceros y demás. Porque, en ese momento, la Corporación no estaba presente allí. No.
El Alcalde, los tenientes y demás concejales, que ya estábamos formados ‘en Corporación’ y ‘bajo mazas’ ante la fachada de las Casas Consistoriales, junto a la defensora de la ciudadanía, los maceros, y los guardias municipales, nos unimos entonces a la procesión, en el lugar que nos correspondía —faltaría más—, pero ese lugar venía ya ocupado por un Grupo Municipal que aparentaba ser lo que no era. El momento fue de confusión y hasta algo cómico, al encontrarse la Corporación —la de verdad— con su lugar usurpado por algunos concejales díscolos y caprichosos como niños malcriados.
El asunto no me parece menor, ya que lo que han hecho esos concejales, obvio es señalarlo, ha sido una notable falta de respeto a la Corporación, y quizá hasta una insólita usurpación menor de funciones públicas —eso les debe de divertir mucho, tan aficionados son a eso de ir ‘okupando’ instituciones y empresas públicas con su gente—. Al obrar así, han dado una lamentable imagen pública a todos los segovianos que lo presenciaron, víctimas de esa mala conducta. Quizá fuese esa su intención, siguiendo el modelo de su partido en la esfera nacional: confundirlo todo, insultarlo todo y enfangarlo todo.
Yo, amigablemente, he de llamar al orden a mis colegas —aunque al parecer no les importe demasiado—, para que el próximo Viernes Santo el caso no se repita. Sobre todo porque ellos mismos se han puesto en ridículo ante toda Segovia, al llevar a cabo esa chiquillada, ese mal ejemplo de infantil y caprichosa desobediencia. Que nos muestra a todos los segovianos, bien a las claras, bien claramente, que ni nuestra antigua Alcaldesa, ni sus concejales, han entendido todavía el lugar que ahora les corresponde en el Excmo. Ayuntamiento de Segovia.
