“Ha sido aprobada la Resolución 181 b de las Naciones Unidas en conformidad con la 181 a, del 29 de noviembre de 1947 que preveía la concesión del 55% de las tierras al oeste del río Jordán a los futuros gobernantes de Israel para que pudieran instaurar allí su nuevo Estado. Conforme a la nueva resolución 181 b, se conceden los territorios de las actuales provincias españolas de Granada, Málaga y Almería a los gobernantes del Nuevo Califato para que puedan instaurar un Estado Islámico en esos territorios.” Fin de la cita pseudohistórica.
Nos parecería una locura. Pero algo así dictaminaron las recién creadas Naciones Unidas en 1947. Las diferencias, aunque las hubiera, no serían demasiado significativas.
El conflicto entre palestinos e israelíes no tiene solución. Por eso me permito hacer esta parodia histórica. Hay dos pueblos, pero solo existe una tierra. Cuando yo nací ya estaban en guerra las dos comunidades. Cuando se acaben mis días, no se habrán acabado los días de las guerras entre árabes e israelíes. Superarán sin duda la conocida como Guerra de los 100 años. Así de tozudos somos los humanos.
En 2016 visité Israel y paseando el primer día por Jerusalén aprendí más sobre el conflicto que con todos los Telediarios que había escuchado. Unos días después hice un viaje entre Belén y Hebrón con un guía palestino. Visitamos aldeas palestinas desaparecidas del mapa, otras semiderruidas por las excavadoras israelíes, vimos los asentamientos, los controles, los abusos, los espacios ocupados por los fanáticos en la misma “Tumba de los Patriarcas”… Ese día comprendí sin duda el conflicto mejor que con todos los documentales e informativos vistos.
Soy un García cualquiera, un moro, judío y cristiano con sangre mezclada durante siglos de guerras y acuerdos. Con una mezcolanza en mis comidas, en mis fiestas y procesiones, en mis músicas, en mi lengua, en la arquitectura de mis calles y en los trajes que he visto vestir. Por eso entiendo que seguir hablando de etnias, pueblos, tribus, credos y confesiones religiosas para definirnos mutuamente es el primer paso para todos los conflictos y guerras que vendrán después.
Ahora en la vieja Palestina vemos matanzas, asesinatos, ataques, bombardeos, bloqueos, abusos…Apenas aparecen propuestas más allá de un irónico “alto el fuego”. La alternativa de la convivencia de dos Estados diferentes ha quedado como una bella solución ideal, que nadie se decide a apoyar. Es una solución fuera de la realidad porque un Estado, Israel, es el dueño del agua, de la electricidad, de la energía y ejercería el control de buena parte de la economía, industria. de las alimentación…El otro Estado, Palestina, sería un simple proveedor de mano de obra barata, un pueblo sometido, que solo sobreviviría con la caridad extranjera, al igual que ahora ocurre.
Por este motivo hay que volver la mirada al inicio del conflicto para encontrar una posible solución. Hay que reconsiderar el enorme error histórico que cometieron las incipientes Naciones Unidas concediendo a Israel unos territorios con una población asentada allí desde tiempo inmemorial. Como poco dos mil años. Esa población fue expulsada, asesinada y desposeída de sus casas, tierras y patrimonio de siglos. Ese fue el gran error de la Resolución 181. Fueron enviados al exilio o a campos de refugiados donde continúan 75 años después.
El Estado de Israel nació del terrorismo y de la guerra. No hubo nada pacífico ni consensuado. La Resolución se consiguió presionando a Gran Bretaña con actos terroristas israelíes para que abandonara su colonial “Mandato Británico” en la zona. El acto definitivo fue la voladura de lo que hoy es el Hotel Rey David donde residían las autoridades británicas. Hubo 96 muertos. Gran Bretaña dijo “basta” y los palestinos quedaron abandonados a su suerte porque no había ninguna autoridad árabe en la zona con capacidad para resistir ante la guerra que se avecinaba. La guerra comenzó al día siguiente de que Ben Gurion proclamara el Estado de Israel, que se había fortalecido con financiación de los judíos americanos y con armamento …¡traído de Checoslovaquia con el beneplácito de Stalin!. Fue la primera de las interminables guerras que hemos visto y que veremos…porque no existe ninguna solución para un conflicto planteado en términos étnicos y religiosos. Las soluciones históricas pare este tipo de conflictos han sido exterminios, limpieza étnica, desplazamientos masivos o sometimiento en semiesclavitud. Por ese lado no hay salida.
Estamos en el siglo XXI pero muchos gobernantes funcionan con la misma mente del período Neolítico : la guerra es la primera y la última solución para cualquier conflicto entre humanos. La mayor parte de la población palestina e israelí es gente normal que solo quiere vivir en paz con su familia en un territorio pacificado. Pero una minoría de fanáticos ha conseguido extender e insuflar sus ideales y hacerse con el poder en ambos lados.
Cualquier propuesta de solución no debe dejarse en manos de los contendientes. ¿Donde están las Naciones Unidas que con su error propiciaron esta guerra que ya dura 75 años? Solo las Naciones Unidas, con su autoridad moral, pueden encauzar el desastre que provocaron.
Fue esa Asamblea la que propuso los dos Estados, algo que fue imposible desde el principio. Los árabes no lo aceptaron e Israel, mediante las armas, se adueñó y se sigue adueñando de mayor espacio del que le concedieron.
Mi propuesta ilusa:
Las Naciones Unidas deben apartar del poder a los fanáticos como primer paso para la paz. Hay un solo espacio. Solo cabe un Estado. Deberá ser laico, con la población de todos los credos, musulmanes, judíos y cristianos de las diversas confesiones. Todos serán iguales ante la ley. Todos votarán en las mismas Elecciones. Todos harán las Leyes. Habrá una sola economía. Todos se moverán libremente como en cualquier Estado democrático. Cada comunidad tendrá sus fiestas, sus cultos, sus tradiciones, sus mandatos alimentarios… que serán respetadas por las comunidades vecinas.
Habrá unos años de transición controlados por los cascos azules. Los fanáticos serán enviados a diferentes islas del Pacífico Sur para su reconversión en “pacíficos ciudadanos”, como sugieren las olas de ese mar…
