Los usuarios de las residencias de mayores y de personas con discapacidad tanto públicas como privadas de Castilla y León no podrán salir de los centros en los municipios en los que se declare un rebrote y hasta que el mismo se de por concluido por la Consejería de Sanidad.
Se trata de una medida con una duración limitada, en lo que dure el brote, y demandada tanto por los directores de los centros como por los médicos, explicó ayer la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco.
En rueda de prensa en la que ha presentado la red de igualdad de los campus universitarios de Castilla y León, Blanco observó que se trata de una medida obligatoria tanto para los centros públicos como privados y si se que se permiten las visita a las residencias, ya que en ese caso hay un control estricto de las medidas de seguridad e higiene.
En el caso de un brote en un municipio, la medida afecta a todas las residencias del mismo, y en una capital a todas las que haya en la ciudad, como pueden ser los casos de Burgos y Valladolid ante los últimos brotes en ambas ciudades.
Se trata de una medida preventiva, ha indicado la titular de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Comunidad, ante la situación de rebrotes que hay en algunos lugares y en autonomías limítrofes.
Son los casos de salidas de residentes válidos que pueden dar un paseo por la ciudad, o con las familia o ir a una comida, con lo que eso supone que puede tener de incidencia en su salud y en la del resto de compañeros de residencia a su vuelta.
Contrarios a las salidas
Las salidas de mayores han supuesto desde el inicio uno de los puntos de confrontación entre los responsables de las residencias de ancianos y la Gerencia, ya que desde estos centros se defiende que “lo ideal es que no salgan” y evitar al máximo los riesgos.
En este sentido, muchos de estos responsables admiten que o bien no se está dejando salir a los ancianos o bien se limita todo lo posible. La mayoría de los consultados ven esta medida “muy arriesgada” y no dudan en admitir su oposición total a que se efectúen estas salidas.
“Cada residencia tiene una situación particular, por lo que una normativa general no tiene porque ajustarse a las condiciones de cada centro”, indica uno de los responsables, que como la mayoría de sus compañeros aclara que esta limitación busca “proteger” la salud de los residentes. En muchas ocasiones, la limitación total de estas salidas está contando incluso con el beneplácito de los propios familiares.
