Para la familia Estévez García, tener una alcaldesa entre sus miembros no es nada nuevo. En los 80, la matriarca fue designada para esta responsabilidad en las Fiestas de San Juan y San Pedro, y tres décadas después es su hija Laura quien accede a este cargo honorífico por votación de las damas de los distintos barrios de la capital. Lejos de envanecerse por ello, esta joven de 18 años muestra una inusual madurez a su edad y asume este cargo con la intención de ejercer su papel «como los segovianos merecen», sin olvidar la cuota de diversión añadida que su cargo le permitirá disfrutar en las fiestas.
El pasado año, Laura Estévez fue designada dama de honor del barrio de San Lorenzo, y el jueves 24 de mayo se reunía en la Casa Consistorial con sus compañeras del resto de barrios de la capital sin esperar lo que el destino le tenía preparado. «La verdad es que fue una votación muy reñida, pero siempre con buen ambiente, porque todas las chicas somos más o menos de la misma edad y nos entendemos bien -aseguró- así que espero pasarlo muy bien con todas ellas».
La nueva alcaldesa considera que Segovia es una ciudad «para vivir sin agobios», y destaca las facetas turística y patrimonial como sus principales valores; aunque echa de menos alguna que otra infraestructura de ocio dedicada a los jóvenes y, sobre todo, acciones a favor del empleo porque «las cosas están verdaderamente mal». Por ello, Laura no descuida su preparación y este año ha empezado en la UVa los estudios de Administración y Dirección de Empresas de cara a un futuro profesional que le llevará a dedicarse a la banca o bien a abrir su propio negocio.
Con respecto a las fiestas, los toros y los conciertos centran el interés de la alcaldesa, a la que le hace especial ilusión la presencia de Estopa el próximo 29 de junio, sin hacerle ascos tampoco a El Sueño de Morfeo. También es consciente de que su responsabilidad no acaba en las fiestas, sino que tendrá que representar a la ciudad en actos tan señalados como el novenario a la Virgen de la Fuencisla o la fiesta de San Frutos; pero son servidumbres que, aunque suponen una responsabilidad añadida ella está dispuesta a asumir porque «es lo que hay, y habrá que cumplir».
