La posible falta de cereales y otras materias primas para el abastecimiento a las fábricas de pienso y a las granjas está creando preocupación en el sector primario. La guerra de Ucrania sigue complicando el comercio internacional y no existen visos de que el conflicto termine. Como se ha repetido ya, la potencia productiva de Ucrania y de Rusia la sufre el Viejo Continente en su integridad.
Hasta ahora los precios han subido, pero sobre todo por la especulación en la cadena comercial, no por falta real de stock. Pero la preocupación crece cuando se mira a más largo plazo.
El presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de España, Ángel Villafranca, ha advertido de la dificultad que supone para sus socios la salida a los mercados internacionales, por el incremento de costes producidos en la logística, a lo que se unen los efectos de la inflación.
El sector cooperativo es netamente importador por lo que el incremento de costes en la logística está dificultando algunas salidas a los mercados internacionales.
Las cooperativas se han reunido con responsables de varias organizaciones agrarias para analizar la situación. Coinciden en decir que las cooperativas son reflejo de la sociedad y como tal “están pasándolo mal, porque tienen costes energéticos muy importantes, y se están viendo afectadas por la falta de materias primas como el vidrio para botellas, bolsas, cartones o palés”, dice su presidente. Asimismo admite que la elevada inflación que se está registrando es “muy preocupante” para las cooperativas, que mayoritariamente se producen alimentos que van destinados a consumidores, en buena parte españoles.
Además de la falta de llegada de cereales desde Rusia y Ucrania, en Bruselas también han alertado de la dificultad que representa el que Hungría no adopte las medidas de veto a Rusia y además ha decidido restringir la exportación de cereales. Los comisarios de Agricultura, Janusz Wojciechowski, y de Mercado Interior, Thierry Breton, han enviado una carta a las autoridades húngaras en la que expresan su preocupación por esta decisión de Budapest de restringir la exportación de cereales. Al parecer, la medida húngara obedece a que quiere asegurarse una reserva ante el temor que genera el conflicto en Ucrania.
Mientras, en España se siguen tomando medidas y se intentan garantizar los suministros. Algunas fuentes apuntan a que Europa en conjunto reorientará su comercio interno y parte de lo que antes se exportaba, se venderá dentro porque aquí habrá más demanda.
Debido al alza de los precios actuales, el agricultor “está tratando de sembrar mucho siempre y cuando llegue la semilla, aunque los costes de abonos, sulfatos y carburantes han subido mucho”, aseguran los representantes agrarios.
Muchas empresas dedicadas a la fabricación de pienso “están tratando de asegurarse un suministro de materias primas a precios altos” para responder a censos muy elevados de animales en granjas como el vacuno, el porcino o el pollo. “En España generamos el 65% de la materia prima que necesitamos para animales pero el 35 % restante lo tenemos que importar”, aseguran desde la patronal Cesfac.
Existen también noticias de que Ucrania tendrá que vender gran parte de su producción. Se calcula que la guerra hará que se reduzca la producción de cereales y de girasol en torno a un 25%. De hecho, el Gobierno de Kiev exime a los agricultores a alistarse para la guerra, como hace con la mayoría de profesiones. Otra cosa es que una vez que se coseche existan medios para exportar. La salida de los granos por el Mar Negro parece complicada y se haría a través de líneas ferroviarias.
