Si las fiestas de San Juan y San Pedro terminan como empezaron anoche, no habrá que recurrir a la bola de cristal para augurar un magnífico periplo a todos los segovianos y a quienes en estos días se acerquen a la capital para compartir la alegría del encuentro festivo. Miles de segovianos se dieron cita ayer junto al escenario instalado en la Plaza de la Artillería con el Acueducto como magnífico telón de fondo para presenciar el inicio oficial de las Ferias y Fiestas de Segovia, acto que sirvió de pórtico al amplio programa de actividades que hasta el 30 de junio llenará la ciudad de música, teatro, danza, deporte y -sobre todo- de alegría.
Tal y como marcaba el protocolo del acto, la presentación de la Alcaldesa Mayor y de las damas representantes de los distintos barrios de la capital abrió el acto. Cada una de las jóvenes, vestidas con la indumentaria tradicional segoviana, fueron acompañadas por los concejales de la Corporación municipal y recibieron la la banda acreditativa de su condición de dama de manos de la alcaldesa Clara Luquero.
El momento más emotivo de la noche llegó con el relevo en el cargo de alcaldesa, donde Verónica Robledo, que ejerció el pasado año, entregó a los sones de la popular ‘Entradilla’ interpretada por Los Silverios la montera a su sucesora María Bermejo para escenificar el nombramiento de la nueva representante de los jóvenes segovianos en las fiestas. Con el cambio de montera, la alcaldesa recibió también su bastón de mando, obra de los artesanos Locales Fernando Llovet y Jesús de la Cruz.
Los nombramientos dieron paso al pregón, que este año fue encargado al sumiller segoviano y Premio Nacional de Gastronomía 2015 David Robledo, que mezcló con la misma sabiduría con la que paladea y recomienda los mejores vinos a sus clientes en el restaurante Santceloni de Madrid los recuerdos de su infancia con la profesión que le apasiona.
Cata virtual
En su pregón, Robledo propuso a los segovianos la creación de un vino que recoja el sabor y los aromas de Segovia, capaz según sus palabras «de amalgamar toda la riqueza en una botella».
Así, señaló que vino y fiesta «van unidas desde tiempos ancestrales», y apuntó con humor la posibilidad de que en alguna de las bacanales romanas surgiera «la locura de construir un puente capaz de transportar el agua desde la sierra hasta una pequeña aldea en el corazón de Hispania». «Dos mil años después esa locura sigue contemplándonos -aseguró Robledo- y el puente se convirtió en un acueducto en el que según asegura en las coplas, en las fiestas de Segovia «por arriba va el agua y por debajo el vino».
Robledo definió el ‘Vino Segovia’ como un caldo «con un bonito color, singular, lleno de matices y de notas de cata, pero con personalidad». En la cata virtual del vino, el sumiller aseguró que sería «elegante y aromático, sutil, fino, con aromas de paisaje castellano y de una ciudad que este año celebra gozosa el 30 aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad». «Pero sobre todo -añadió- será un vino para compartir, que refrenda el carácter amable y hospitalario de los segovianos, dispuestos a ofrecer lo mejor de si mismos a quienes nos visitan».
Con este vino, Robledo alzó su copa para compartir con sus paisanos el deseo de éxito de las fiestas, y les pidió que en estos días «compartan la alegría del encuentro para que la fiesta sea una excusa de cara a conseguir una ciudad próspera, solidaria y con vocación de futuro».
El pregón dio paso a un espectáculo de fuegos artificiales lanzados desde los altos del Cementerio, y la jornada inaugural tuvo como brillante colofón el concierto de Luz Casal, el primero de los que ofrecerán las fiestas segovianas, y una de las principales atracciones del programa festivo.
