El mercadillo como barómetro de la economía doméstica. Sábado 18 de agosto. Plaza de Carrasco y aledaños. Pocos clientes y menos puestos de venta que antes del verano. Cuentan los vendedores ambulantes, entre ellos Rafael Miranda, de Segovia, y Gabriel Gómez, de Arévalo (Ávila) que julio y agosto son tradicionalmente meses de poca venta en la ciudad de Segovia, porque la gente está “en los pueblos, por las fiestas, o de vacaciones, fuera”.
Este año, como el anterior, y el de antes, a esta situación se suma la crisis, que cada mes, cada semana, se va notando un poco más en “la poca alegría de la gente a la hora de comprar”, según los vendedores.
Fernando Palacios, de Valseca, que regenta un puesto de bollería, informa de que hay empresas “que han dejado de venir, algunas de Madrid, por ejemplo, porque hoy en día, con el precio que tiene el gasoil, hay que sopesar si merece la pena hacer kilómetros”.
Todos los vendedores coinciden en que los precios no han subido, con los ligeros vaivenes en la fruta y verdura, sobre todo fuera de temporada. Ayer, entre los productos más económicos, estaban melones y sandías, ambos por debajo del euro/kilo.
Miranda, que además es vicepresidente de la Federación de asociaciones gitanas de Castilla y León, insiste en que la actividad es mínima y, de hecho, poco después de la una de la tarde, eran muchos los puestos del mercadillo de los sábados que estaban iniciando la retirada. “Se está por estar, para no perder la costumbre, charlar con los amigos; la gente compra fruta y verdura pero lo nuestro —libro de viejo y antigüedades— queda ya desechado”, dice.
Comenta también que la situación es general y en el pueblo madrileño de Navacerrada, donde los domingos hay un mercado de artículos de segunda mano, antigüedades, etc. “está todo muy mal”. “No me extraña que algún padre de familia tenga que robar; si tiene hijos pequeños tiene que darles de comer, porque los comedores sociales no están respondiendo”, añade.
Por su parte, Abraham de la Cruz, vendedor también y mediador de la Fundación del Secretariado Gitano en Segovia, explica “compramos una blusa a cinco euros y la vendemos a siete, y todavía nos dicen las compradoras que es caro, se vende casi a precio de coste”.
De la Cruz recalca que, aunque la situación económica “es mala para todos; si está mal para los paisanos, como decimos nosotros, imagina para los gitanos”. Por eso insiste en la labor de procurar una formación a los niños y jóvenes gitanos para hacer frente al desempleo y a la falta de alternativas.
Gabriel Gómez, de Los Serranillos, negocio de Arévalo que lleva varias décadas viniendo a los mercadillos de Segovia, señala que los compradores “vienen hasta con la propaganda del supermercado y si no les convencen los precios, te dicen a las claras eso no me lo llevo”.
El futuro está a la vuelta del verano y, aunque hasta el momento nadie quiere hacer previsiones, como dice este empresario “si hay que subir el IVA en los precios se va a notar porque todo está más caro: el gasoil, los portes, tenemos muchos gastos”.
Rebajas.- Segovia fue la provincia de Castilla y León en la que más se abarató el vestido y el calzado el pasado mes de julio, un 15%, según refleja el IPC publicado por el Instituto Nacional de Estadística esta semana.
El mes pasado aumentaron los precios de los medicamentos (un 6,2% respecto a junio) y de los servicios de vivienda (comunidades de vecinos, agua, basura y alcantarillado, etc.), que en lo que va de año ya se han encarecido casi un 5%.
En alimentación, a excepción de las patatas (que se encarecieron un 3,4%) ha habido pocas variaciones intermensuales. Sin embargo, los huevos son ya un 21% más caros que el verano de 2011 y la carne de ovino un 3,5%.
