Las más de 10 horas que los líderes regionales, el presidente del Gobierno y los representantes de la patronal y sindicatos estuvieron reunidos ayer en el Senado en el marco de la IV Conferencia de Presidentes autonómicos no fueron suficientes para conseguir siquiera un acuerdo genérico que establezca la estrategia conjunta a abordar por parte de las diferentes administraciones públicas a la hora de combatir la crisis económicas. Lo cierto es que, durante todo el día, tanto en la sesión matinal como en la de tarde, que se prolongó casi dos horas más de lo previsto, e incluso obligó a Zapatero a dar plantón al presidente de Vietnam, con quien debía compartir una cena de gala, las posturas entre el Ejecutivo y las autonomías del PP se mantuvieron casi diametralmente opuestas.
No obstante, el interés del inquilino de Moncloa por apuntarse un tanto informativo en forma de anuncio de consenso era tanta que, ante la imposibilidad de sacar adelante el documento planteado por el Ejecutivo, el socialista llegó a admitir, aunque con matices, buena parte de las iniciativas propuestas por los populares en materia de empleo. Pese a todo, tales flecos motivaron la abstención de los conservadores en una primera votación y el no definitivo pocos minutos después y tras un receso en el que el presidente canario, Paulino Rivero, del CC, intentó convencer a los barones de Rajoy.
Ante tan estéril conclusión, el jefe del Ejecutivo no tuvo más remedio que rendirse y, con un tono bastante ácido, acusar, por «triste» y «lamentable», a los presidentes autonómicos del PP por no respaldar el mencionado documento conjunto. A juicio del líder socialista, la actitud de los conservadores se limitó ayer a decir: «Yo no me mojo, yo me lavo las manos, ése no es mi problema».
Tras explicar que el texto que se sometió a votación era «integrador» y recogía un 80 por ciento de las propuestas populares, añadió que algunos líderes regionales esgrimieron «las excusas más extrañas». «Lo que han querido decir es que no se responsabilizan con el Gobierno de España en la lucha contra el paro y en favor de la recuperación económica y además lo han expresado en algún momento de manera muy contundente», relató frustrado el jefe del Ejecutivo antes de aclarar que, aunque el documento nonato no es vinculante, puesto que no fue aprobado, el Gobierno lo asume como propio y trabajará a partir de ahora «dentro del marco diseñado en él».
Una cita «decepcionante»
A la hora de explicar su no, los discípulos de Rajoy se mostraron bien tajantes y, consideraron decepcionante» la cita de ayer en el Senado, puesto que estuvo presidida por una «inadmisible improvisación» del Gobierno que cosechó un «sonoro fracaso». Según explicaron los presidentes de Galicia y La Rioja, Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sanz, el PP no podía dar su apoyo a un texto que no tuvieron tiempo para estudiar, y porque buscaba una «adhesión inquebrantable» a una política económica que desconocen.
Según argumentaron los barones de Rajoy, durante la reunión se buscaba solo «una imagen política del presidente del Gobierno y forzar un acuerdo a toda costa, sin pensar en que los pactos, y sobre todo cuanto se habla de algo tan importante como el empleo, requieren un estudio «sereno y profundo». «Tras tres años sin convocar la Conferencia, no se puede pretender cerrar un acuerdo en tres horas», sentenciaron.
