Ariadna Imagen concibe el movimiento como ingrediente básico de una fotografía. Sin movimiento, la foto pierde esencia y se convierte en obra de estética pictórica. Para ella, huir de lo estático es esencial, como lo es también captar las expresiones, gestos y actitudes naturales de las personas. Por eso gusta de las imágenes «robadas», aquellas en las que el personaje no sabe que le fotografían. No hay postureo. No hay posado. En movimiento, con naturalidad y en un medio urbano; características de la colección de fotografías que Ariadna Imagen (Ariadna Vicente Gómez) expone, hasta el 16 de febrero, en Bar Azabache, en la que supone la primera muestra de esta joven alumna de Publicidad en el campus de la Uva.
Una joven patinando, un niño saltando, un grupo de inmigrantes cargados con grandes bolsas al hombro cruzando una calle, dos jóvenes conversando tranquilamente en plena calle, unos turistas maravillados por la ciudad… Ariadna Imagen expone 15 imágenes que suponen auténticas postales del movimiento urbano.
«Me gusta el movimiento, le da realismo a la imagen, si la persona está estática parece un cuadro y no una fotografía», afirma la joven. Ariadna tenía en mente otra muestra, algo más ambiciosa, en cuanto a número de obras, para su primera oportunidad de exponer su trabajo. Quería exhibir fotografías centradas en Segovia, aunque la oportunidad de Bar Azabache era ahora y la urgencia le impulsó a cambiar el proyecto.
Todas las imágenes que componen «Robados» -salvo un collage- son en blanco y negro; una elección que no es caprichosa, sino que entronca con la filosofía artística de la joven fotógrafa. «El blanco y negro da predominancia a la forma, da más importancia al personaje, me parece más estético y distrae menos la atención del espectador», afirma.
Ariadna Imagen se declara partidaria de la denominada «fotografía purista». Es amiga de dejar intacta la imagen que capte; y enemiga del retoque, de los filtros y de cualquier otro instrumento que, a su juicio, desvirtúe la realidad. «Si una persona sale con una arruga o un grano, es que es así, me gustan las imágenes que no se tocan (…) soy consciente de que si quiero progresar me tengo que adaptar, que tengo que evolucionar, al menos de conocimiento de todas las técnicas», afirma.
La fotógrafa admite que el medio urbano le resulta un escenario sugerente. Con su cámara Canon réflex digital, otra pequeña y el móvil, Ariadna recorre las calles para buscar ese ‘robado’. «No es que la calle me inspire, pero sí lo que encuentro en ellas, y todo lo que se presenta ante mis ojos, como cuando miro por la ventana y veo enfrente a mi vecino como acaricia a un gato en el balcón», señala.
Ariadna confiesa que le ha costado mucho exhibir su obra, por un simple sentimiento de pudor. «En Segovia nos conocemos todos, y lo nuevo o gusta mucho o no gusta nada, tenía cierto temor pero la realidad es que la muestra está gustando», señala. La colección «Robados» están a la venta al precio de 20 euros por fotografía. El collage a color tiene un precio de 50, el mismo que el serial de tres imágenes relacionadas.