Uno de los lugares más emblemáticos de Segovia es, sin lugar a dudas, el huerto de San Juan de la Cruz, ubicado bajo los riscos de las Peñas Grajeras, en el que el poeta místico pasó los tres últimos años de su vida. La belleza del paisaje convirtió el “ameno huerto deseado” en un lugar en el que se respira un ambiente de paz, del que ayer disfrutaron los participantes en la primera visita del ciclo “Domingos de Patrimonio”, organizado por la Empresa Municipal de Turismo, que puso un brillante preludio a esta actividad. De la mano del carmelita Salvador Ros, uno de los más significados expertos en la vida y obra del santo de Fontiveros, los visitantes conocieron en detalle algunos de los lugares en los que vivió su espiritualidad en sus facetas contemplativa, docente e incluso laboral.
Con los versos de San Juan de la Cruz jalonando su intervención, Ros se detuvo especialmente en la zona de cantera sobre el huerto en la que el propio San Juan de la Cruz excavó para obtener la roca que sirvió para construir el convento fundado por él; asi como en la cueva en la que oraba y en el lugar más alto del huerto, junto al ciprés que plantó y donde ejercía su magisterio abierto a todos.
