Los empresarios siempre trabajamos con ilusión y constancia, gobierne quien gobierne. Las empresas siempre han realizado su actividad con empeño, independientemente de quién capitanee el gobierno de turno. Nos adaptamos a un entorno u otro, como debe ser. Es parte de nuestro trabajo. Así lo demuestran numerosas empresas familiares en nuestro país, algunas de ellas incluso centenarias, que han continuado con su actividad al margen del poder, superando multitud de crisis, gracias a su visión en el largo plazo y su gestión en valores.
Pero hay que reconocer que en estos tiempos cuesta concentrarse. Los empresarios, también como ciudadanos, sufrimos atónitos el devenir político de los últimos tiempos en nuestro país. Levantamos la persiana todos los días intentando superar las dificultades de un entorno económico complicado (ya sabemos: inflación, costes energéticos, tipos de interés, presión fiscal, etc.) pero no podemos continuar trabajando sin girar la cabeza hacia una acera política totalmente ajena a nuestra agenda, la de las empresas y los ciudadanos.
No podemos evitar tener la sensación de que la clase política se entretiene en sus objetivos cortoplacistas de poder y no detiene la máquina de generar impuestos para que otros (nosotros) contribuyamos, entre otras cosas, a mantener un sistema político y administrativo anacrónico e injusto. El mantra del “interés público” está tan manoseado que ya no sirve de justificación a los que mandan.
Como parte de la sociedad civil, los empresarios tenemos que expresar nuestro malestar por la situación política actual en España. No solo nos indigna que la cuestión económica no sea la prioridad en estos tiempos para el gobierno, sino que el debate político, partidista en torno a una institución tan trascendente y de tanto crédito como la Justicia, tampoco contribuya a generar estabilidad y confianza.
Es momento de exigir acuerdos de país a largo plazo, que generen confianza a los ciudadanos, a los empresarios y a la economía. El bienestar social y el desarrollo económico están en juego, así como los derechos que tanto costaron conseguir a nuestros padres y abuelos. No puede ser que, mientras algunos nos dejamos la piel por crear y contribuir a generar riqueza, otros dediquen su tiempo a sus luchas egoístas de poder.
Necesitamos acuerdos de país, antes de que ya no quede nada, antes de que algunos se cansen de un sistema político que da la impresión de utilizar el paraguas de leyes que el mismo sistema promueve para mantenerse de forma artificial en vez de para procurar el bien de las personas y su futuro. Necesitamos orden, acuerdos y estabilidad. Te lo pedimos, año 2023.
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(*) Presidente Empresa Familiar Castilla y León.
