Cayo Valerio Catulo, famoso poeta del siglo I antes de Jesucristo, mitificó a su amada, Lesbia, hasta que descubrió que le engañaba con otros. Entonces, tornó su idolatría por desamor, como se aprecia en sus postreros versos, llenos de rabia y dolor.
Clemente de Pablos (Segovia, 1970) ha querido recuperar ese espíritu de Catulo en “Las cartas a Lesbia” (Editorial Azul), obra recién presentada en Valladolid y Madrid con gran éxito de público y crítica, que se ha volcado con el también autor de “Un lugar de cine. Rodajes cinematográficos en Segovia 1898-1999”, calificando su poemario como “una obra de vanguardia” y alabando su “libertad artística plena”.
En “Las cartas a Lesbia”, escritas entre 1992 y 2000, De Pablos ha utilizado la técnica de la escritura automática, ya descrita por André Breton en el “Manifesto Surrealista”. “Consiste —explica De Pablos— en coger un papel en blanco y ponerse a escribir de un tirón, sin un tema preconcebido y sin ningún tipo de censura”. El autor recurrió a este método en momentos en los que su estado anímico estaba “por los suelos”, plasmando con su bolígrafo lo que le salía “de las tripas”. El aprendizaje resultó “muy duro”. “Lo que empecé escribiendo no servía para nada; tiraba la mayor parte de los poemas”, reconoce De Pablos, satisfecho cuando comprobó que, finalmente, “había composiciones que empezaban a tener sentido”.
El resultado es lo que los entendidos en arte contemporáneo llaman “estética de dolor y muerte”, relacionada con el movimiento punk. “Es una estética de tiempos de crisis, de una libertad plena, sin ataduras, a la hora de escribir”, puntualiza el autor segoviano afincado en Valladollid. A su juicio, el movimiento punk “se ha dado otras veces en la Historia, justo cuando una sociedad llega a un momento en el que no sabe como salvarse”. “Ahí es donde aparece la provocación y esa estética de dolor y muerte”, agrega.
En ese sentido, De Pablos pretende reivindicar la existencia de una poesía punk. Después de haber impartido varios seminarios en la Universidad de Valladolid sobre la historia y estética punk, De Pablos llegó a la conclusión de que este movimiento “es más vanguardista que el dadaísmo y más autodestructivo y apasionado que el romanticismo”.
De Pablos, que agradece a Editorial Azul la valentía de haber publicado la obra (“nadie se atrevió —recuerda—aunque algunos críticos y escritores habían animado a ello”) advierte en el prólogo de “Las cartas a Lesbia” que “quien se ofenda, se escandalice y diga que tan solo es basura, estará en su derecho”.
Además de “escritura automática”, la obra contiene, en un capítulo aparte, nueve poemas, dedicados a las nueve musas del mundo antiguo, considerados por De Pablos como “una especie de tributo redentor que paga el poeta tras escribir entre los brazos de una terrible pesadilla”.
