Cuando se le pregunta a Juan Pita (Madrid, 1947) el ‘cambio de rumbo’ que impregnó a su obra coincidiendo con el cambio de siglo el artista admite que se trata de “la pregunta del millón” y que, en consecuencia, la cuestión tiene difícil respuesta. Lo cierto es que algunos de los grandes pintores de la historia reciente también experimentaron una metamorfosis similar. Las primeras obras de Francis Bacon, Vasili Kandinsky o Pablo Picasso abrazaron el realismo, con aquellas escenas costumbristas y retratos de familiares y amigos, para después dar el salto a la abstracción, en sus más variadas formas. A Juan Pita, afincado en Segovia desde mediados de los 70, siempre se le identificó con la figuración y el realismo, como pintor de los paisajes, tierras y naturaleza castellana, hasta que, en el año 2000, dio un golpe de timón y comenzó a investigar sobre el arte abstracto. No obstante, este aparente brusco volantazo no es tal, en opinión del artista, que considera que su obra siempre tuvo una “continuidad, quizá no en la temática, aunque sí en las técnicas y en el uso de una gama de colores”, un cromatismo que son seña de identidad de la obra del pintor.
“Quizá sea más fácil nacer como pintor de arte abstracto, aunque, en muchos casos, es un auténtico camelo (…) es mucho más fácil defenderse en una pintura aleatoria, en el todo vale, yo he llegado a la abstracción a través de la técnica, del trabajo, de la investigación”, señala Pita, quien, a su condición de titulado en Bellas Artes une la de arquitecto, profesión que durante décadas, y a su pesar, le ha restado tiempo a su producción pictórica.
La exposición que Juan Pita abrirá hoy en La Alhóndiga, y que podrá contemplarse hasta el 8 de mayo, supone una oportunidad única para conocer la evolución de la obra del artista. En síntesis, se estructura en dos grandes etapas: el periodo figurativo y realista, presente en la muestra con obras fechadas desde 1975, momento de la llegada de Pita a Segovia, hasta el 2000; y desde ese año hasta la actualidad, 2016.
“Llega un momento en el que te interesa trabajar con formas, colores, texturas, con independencia de su referencia a objetos concretos”, explica el artista, que hace, como él mismo dice, una pintura “muy laboriosa, elaborada”. “Suelo pintar muchos cuadros a la vez, cuando me cansan, los dejo, y luego vuelvo a ellos… hay cuadros que me cuestan meses, es una pintura muy trabajada, insistida, no se si es bueno o malo, pero es mi forma de hacer”, señala Pita, que domina la pintura acrílica, el óleo, los collages y las técnicas mixtas, además de el dibujo a lápiz, carboncillo, pluma y pastel.
“Pintura de 4 décadas”, título de la exposición, comprende un total de 88 pinturas, dibujos y grabados, a los que se añaden otras cuatro pinturas sobre soportes tridimensionales.
De las más de 90 obras, alrededor de una veintena corresponden a la etapa realista del pintor madrileño, mientras que el resto se relacionan con su etapa de arte abstracto; con la particularidad de que entre éstas son mayoría las realizadas por el artista en los últimos cuatro o cinco años, en los que Pita ha dedicado más tiempo a la pintura, al haberse limitado su actividad profesional como arquitecto a consecuencia de la crisis que ha golpeado al sector.
‘Pintura de 4 décadas” es la primera exposición individual del pintor en Segovia desde aquella muestra que acogió la Casa de los Picos en 2012, año en el que Pita también fue protagonista, junto a Antonio Madrigal, de otra muestra en La Alhóndiga, bajo el título “Dos segovianos en La Codorniz”, una faceta como humorista gráfico que no está presente en esta muestra. Es, en cuanto a número de obras, la más numerosa del artista desde la de 2007, cuando expuso 160 obras en el Torreón de Lozoya.
En todo caso, en la muestra ahora abierta en La Alhóndiga, domina la última producción del artista. “Amigos, críticos y el galerista con el que trabajo piensan que se ha quedado poco representada aquella etapa realista, porque es una sala pequeña y porque solo hay uno o dos cuadros de gran formato de cada uno de los temas. De aquella etapa, de 1975 a 2000, ya he mostrado bastante y ahora prefería aprovechar para exponer mi obra reciente”, sostiene el artista.
La obra ‘realista’ del pintor se encuentra en una de las salas de La Alhóndiga; con cuadros donde es protagonista la naturaleza y el paisaje castellano. También puede contemplarse algunas piezas de la colección de serigrafías de las Comunidades de Villa y Tierra que realizó por encargo de la extinta Caja Segovia. De esta parte de la exposición, buena parte de los cuadros ya no son propiedad del artista y han sido cedidos por colecciones privadas para la exposición. “De aquella sala, lo único disponible son los grabados al aguafuerte, el resto son cuadros que he pedido prestados”, aclara Pita, quien ha cosechado un notable éxito con su obra abstracta producida en los últimos años.
El artista, que tiene obra representada en museos, instituciones públicas y colecciones privadas de Europa y América, expuso en 2015 en la galería madrileña David Bardía, con la que estuvo presente, el mismo año, en la Red Dot Fair de la Art Basel Miami Beach.
