Pío Cabanillas Alonso, exministro portavoz del 2000 a 2002
Es usted un hombre polifacético: ha sido ministro, director general de RTVE, director de comunicación de empresas privadas como Acciona o Endesa, ahora es artista y fotógrafo y escribió su tesis sobre Ginés de Sepúlveda. Ha creado recientemente la Agrupación de geografía, exploración y viajes Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Nos gustaría recorrer con Vd su trayectoria de la empresa a la política y al mundo cultural.
—Hice Derecho en España, pero pronto me enfoqué hacia el ámbito internacional y de los medios audiovisuales y de comunicación, estudiando un máster de derecho internacional en Estados Unidos y trabajando en el mundo de los medios, en la Comisión Europea primero y para News Corporation, el grupo de comunicación de Murdoch, después. De ahí volví a España para montar la plataforma vía satélite de Canal Plus y después a dirigir RTVE, quizás el puesto profesional del que guardo un mejor recuerdo.
—Fue ministro portavoz con el presidente Aznar ¿Qué destacaría de ese momento?
—Desde un punto de vista personal es un gran orgullo haber sido ministro de España y de un gobierno del presidente Aznar. Cuando no has elegido la carrera política, aunque la hayas vivido intensamente en casa con mi padre, pero tienes la oportunidad de servir a tu país en un ejecutivo con un proyecto político definido e ilusionante, no puedes más que sentirte honrado y afortunado. Por supuesto que hubo momentos duros y difíciles, en particular en la lucha contra el terrorismo, pero haber sido parte de un proceso de reformas políticas, sociales y económicas trascendentales, y de la recuperación de nuestra relevancia en el contexto internacional, es algo difícil de olvidar y de no apreciar. Máxime ante el contraste de lo que estamos viviendo.
—Tiene una vena artística que se refleja en sus exposiciones de fotografía ¿Qué quiere reflejar con la cámara y por qué?
—Las cámaras me acompañan desde niño. Mi padre me inculcó la afición a la fotografía y a la historia en nuestras excursiones de fin de semana. De él aprendí mi primera y más importante lección de fotografía: “Haz fotos de lo que tú ves, no de lo que te dicen que hay.” Una foto expresa una emoción propia, íntima, que quieres compartir. Si logras transmitir tu visión, si logras una empatía distinguiéndote del resto, aportas algo nuevo que quizás interese. Las fotos son una motivación constante a buscar nuevas formas de expresión de tus sentimientos hacia los demás, y de provocar y sorprender, algo fundamental en el mundo artístico.
—Ha participado recientemente en un diálogo en el Ateneo, en la presentación del documental La Controversia de Valladolid ¿Qué nos puede contar?
—Antonio Pérez-Henares me comentó en su día que se presentaba en TVE un documental sobre la Controversia, que él conocía al director y que sería muy interesante hacer una previa en el Ateneo de Madrid presentado por la Agrupación de Exploración que presido. ¡Lo que Antonio no sabía es que yo había escrito mi tesis en Estados Unidos sobre Juan Ginés de Sepúlveda! Como es natural no tuve ninguna duda en organizarlo, me puse en contacto con Juan Rodríguez Briso, director del documental, y reservamos fecha en el Ateneo para el evento. No es difícil imaginar la ilusión que tuve en promover esta conferencia y, aún más, en participar en ella. Es sin duda una de las páginas menos conocidas y más trascendentes de nuestra historia moderna, y el documental desarrolla el tema de una manera brillante y amena.
— Ha estudiado a Ginés de Sepúlveda, que suele ser el despreciado frente a Las Casas en dicha controversia ¿Qué nos puede decir de él?
En primer lugar, defender su gran altura intelectual. Estamos hablando de un filósofo, jurista e historiador, capellán y cronista de Carlos V, traductor de Aristóteles, de un hombre docto formado en España e Italia en los centros educativos más relevantes del momento como Alcalá o Bolonia. En segundo lugar, no debemos olvidar la utilización que se ha hecho de Sepúlveda y Las Casas para alimentar de forma más que interesada la Leyenda Negra española. Por encima de la importancia de ambos, está el hecho insólito y sin parangón de una potencia cuyos reyes ordenan detener sus conquistas, y someter a debate los derechos que pudieran tener para llevarlas a cabo. Sólo así debe enfocarse la Controversia, como uno de los planteamientos de mayor altura política y moral conocida hasta entonces. Por último, en cuanto al fondo, se trata de una disputa de enorme trascendencia, en el contexto de las Encomiendas y las Leyes Nuevas de Indias. Una disputa entre quien, siguiendo a Aristóteles, legitimaba la Conquista defendiendo la gobernanza sobre pueblos supuestamente inferiores para infundirles una cultura superior y cristiana, que no la esclavitud; y otro, Las Casas, que siguiendo a Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca, sostenía la igualdad de derechos ante la ley natural, que los indios formaban grupos sociales organizados, y que la conversión religiosa no justificaba por sí misma la conquista. Solo habría justa causa para la guerra en caso de que negaran a otros pueblos derechos que concede el orden natural, como la defensa propia, impedir el comercio o la prédica del evangelio, y el mantenimiento de relaciones pacíficas entre los pueblos. No se sabe quién ganó el debate, pero sí que la obra de Sepúlveda fue prohibida e incluida en el Índice.
En cualquier caso, es incuestionable el impacto que este debate y figuras como Vitoria, Domingo de Soto, Las Casas o Sepúlveda tienen en la consolidación y desarrollo de las relaciones internacionales y su regulación.
—¿Qué cree que la Controversia de Valladolid representa en el ámbito del derecho internacional o de los derechos humanos?
—Sin lugar a dudas el nacimiento del derecho internacional y la defensa de los derechos humanos cimentan sus orígenes en la obra de los grandes pensadores españoles del siglo XVI, Vitoria, Las Casas, de Soto, Suarez o el propio Sepúlveda. Las cuestiones y principios debatidos en la Controversia de Valladolid y los argumentos de una y otra parte, llegaran hasta, por ejemplo, el Sistema de Mandatos de la Sociedad de Naciones, o las Convenciones de la Haya y Ginebra, y son el nexo de unión entre las doctrinas medievales sobre los acuerdos, tratados, relaciones comerciales entre los pueblos, o el jus in bello, y el contexto que se da en la época de Grocio de una pluralidad de Estados nacionales que se reconocen como jurídicamente iguales, que se atribuyen en exclusividad el atributo de soberanía y que están dispuestos a regular sus relaciones por normas jurídicas.
—¿Cree que ese momento es bien conocido en España o fuera de España?
—No. El propio Juan Rodríguez Briso me comentaba que buena parte de la razón de hacer el documental fue su propia ignorancia sobre el tema aun siendo vallisoletano. Y mucho tiene que ver la Leyenda Negra y nuestra incapacidad de hacerla frente y de estar orgullosos de nuestra historia, entrando al trapo a un revisionismo tan interesado como alejado de la realidad. No se trata de enfrentar a España con Hispanoamérica ni de avergonzarse públicamente de lo hecho. Se hicieron cosas mal y mucho bien también que es lo que hoy nos debe unir, la lengua, el mestizaje, las universidades, obras públicas, hospitales, literatura y arte etc.

—¿Qué fines tiene la asociación geografía, exploración y viajes Alvar Núñez Cabeza de Vaca?
—Promover el conocimiento de la geografía y la exploración clásica y presente, poniendo en valor la trascendental contribución a la historia universal de los descubrimientos y exploraciones geográficas llevados a cabo por los españoles a lo largo de los siglos. Todo ello a través de seminarios, coloquios, conferencias o libros, y prestando especial atención, en el cumplimiento de estos fines, a la participación y divulgación entre los jóvenes de las actividades de la agrupación.
—¿Cree que Cabeza de Vaca es bien conocido en España?
—No tanto como debiera. Pero no es el único, hay cientos de exploradores españoles que más allá del mundo académico son completos extraños para el español medio. Ellos y sus gestas, y todo es parte de nuestra historia e identidad. Si nos centramos en Cabeza de Vaca, hablamos del soldado de las campañas de Italia; del descubridor de las cataratas de Iguazú y de la desembocadura del Mississippi; del explorador del río Paraguay y del río de la Plata, de Florida, de Nuevo México, de cuyo viaje este jerezano de humilde origen publicó las primeras observaciones etnográficas sobre las poblaciones indígenas del golfo de México, en su narración titulada Naufragios, considerada la primera narración histórica sobre los territorios que hoy corresponden a Estados Unidos. No creo que este recorrido vital esté en la mente de todos.
—¿Cómo cree que se podría fomentar el interés en España por la historia y por el arte?
—Es imprescindible el apoyo económico incondicional de las instituciones públicas y privadas, y la concienciación del ciudadano de que tanto la historia como el arte son parte consustancial de su identidad y de su formación. Supongo que todo empieza en la escuela, y en fomentar el orgullo por tu país. A la hora de los discursos todos somos grandes defensores de la divulgación cultural y el arte. Cuando repasamos los programas educativos, o los presupuestos adscritos en las instituciones se nos debería caer la cara de vergüenza. La ignorancia sobre la Controversia de Valladolid a la que Juan Briso hace referencia es buena prueba de ello.
—¿Cree que la gran empresa contribuye a ello o prefiere dedicar sus recursos de Responsabilidad Social Corporativa a lo políticamente correcto?
—Insisto, creo que tanto el mundo público como el privado debería hacer mucho más y no escudarse en las escasas disponibilidades o asignaciones presupuestarias, o la falta de incentivos fiscales. Quien piense que la cultura no vende, está muy equivocado porque está en la base de todo, y no creo que fomentar el conocimiento y el arte esté muy alejado de ser responsable social y corporativamente.
—¿Qué desearía para España en un futuro próximo?
—Acabar con el enfrentamiento entre españoles.

