El patio del Colegio de Arquitectos de Segovia se ha convertido en un escenario donde el flamenco, el color, el ritmo se han apoderado del espacio gracias a los dibujos de Vicente Escudero, que fue gran maestro, bailaor y del que este año se conmemora el trigésimo aniversario de su muerte.
Con la presencia del también bailaor José de la Vega, propietario de una importante colección de pintura, publicaciones, fotografías y objetos personales de Vicente Escudero, así como de un sobrino político de éste último Julio Fraile, se inauguró ayer esta exposición que lleva el nombre de ‘Pintura que baila’ y está organizada por la Fundación Don Juan de Borbón en el marco del Festival de Segovia.
En el acto también estuvieron presentes el alcalde de la ciudad, Pedro Arahuetes, el comisario de la muestra, Perfecto Uriel, de la Casa de la Danza (La Rioja), Begoña Martín en representación de la Obra Social y Cultural de Caja Segovia y la coordinadora del festival segoviano, Teresa Tardío.
Con esta iniciativa se pretende difundir la imagen, el arte y la calidad creativa del maestro Escudero, según el comisario de la exposición, quien apuntó que muchos de los dibujos, a la cera, ejemplifican a la perfección la conexión del artista vallisoletano con las vanguardias de principios del siglo XX: Surrealismo, cubismo, dadaísmo, etc.
Uriel explica en el programa de la exposición que Escudero no fue un bailarín limitado a los pasos del baile, de su baile flamenco, ya que investigaba diferentes aspectos del arte con un criterio moderno y evolucionista dedicando parte de su vida a pintar e investigar sobre lienzos, a desarrollar todos los posibles aspectos de su arte.
Ayer, el director de la Casa de la Danza de Logroño destacó el “valor plástico, impresionante y también coreográfico de los dibujos”.
Por su parte, De la Vega, en una intervención por momentos emocionada al evocar la figura del que considera su maestro, a quien conoció en los años sesenta en Barcelona, hizo una breve demostración de la aportación de Vicente Escudero al baile flamenco, tanto con los brazos y manos, como tocando unas castañuelas metálicas, que pertenecieron a Escudero, por seguidillas.
Comenzó asegurando que el artista vallisoletano fue en el baile flamenco lo que Picasso a la pintura o Falla a la música, tomando prestadas unas líneas de una crónica sobre un espectáculo de Escudero publicada en el Heraldo de Madrid en 1927.
Para este coleccionista, también bailaor, los dibujos que pueden contemplarse hasta el día 25 en Segovia, son “plástica, color y ritmo” y fue muy expresivo al relatar como revolucionó el baile flamenco masculino, con aportaciones que plasmó en un decálogo.
Por su parte, Julio Fraile, sobrino de Vicente Escudero, recordó los reconocimientos que poco a poco se han venido haciendo desde hace décadas al arte de este creador nacido en Valladolid en 1888 y fallecido en Barcelona en 1980. Su obra pictórica ha recorrido gran parte de España, de Palma de Mallorca a Madrid ( por ejemplo, el Centro de Arte Reina Sofía) y de Valladolid a varias capitales andaluzas.
