Hay quien tiene el trabajo por castigo, y quien, como Pilar Aragoneses, logra absorber lo positivo de cada situación y transmitir la paz que cada momento requiere. Esta aguerrida directiva se ha convertido, por carisma, empeño y dedicación, en toda una institución en el ámbito financiero de Segovia y su provincia.
La directora de Iberaval en Segovia, luchadora como pocas, natural de Fuentemilanos, completará su vida laboral en unos pocos meses, en la sociedad de garantía de Castilla y León. Quienes la conocen no dudan de que, en la confección del puzzle que hoy es esa institución, ha aportado no pocas piezas.
De Pilar se pueden contar muchísimas anécdotas. La primera vez que traspasó la puerta del que sería el empleo de su vida, la página del calendario mostraba una fecha ya lejana en el tiempo: 4 de enero de 1990.
Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, tras haber cursado dichos estudios en el Domingo de Soto, jamás imaginó que pasaría más de tres décadas revisando operaciones, charlando con directores financieros, gerentes, con personas al fin y al cabo, con proyectos más o menos interesantes que buscaban financiación. Escuchando las propuestas más variopintas. Con muchas alegrías -«a mí siempre me ha gustado ayudar a mis paisanos a sacar adelante sus ideas», confiesa-, y algún que otro disgusto. Como la vida misma.
Tampoco vislumbraba en aquel primer momento que viviría una fusión de calado, en 1997, cuando la empresa a la que entró a trabajar, entonces Soteca, radicada en la zona sur de Castilla y León, se unía con Sogacal -la del norte-, constituyéndose así una cada vez más robusta sociedad de garantía (SGR) para toda la comunidad autónoma. Una SGR que, desde hace seis años, lidera la actividad de su sector en España y ha registrado un crecimiento muy destacado también en la zona de Segovia.
Hace seis años precisamente, inauguró la oficina de Iberaval, en planta de calle, en Hermanos Barral, tras mucho tiempo en el Paseo de Ezequiel González. Aquel día Pilar estuvo especialmente brillante. Uno de sus logros en los últimos años tiene que ver con su capacidad para hablar en público. En ese apartado, también ha salido de su zona de confort.
De su mano y del equipo que la acompaña, compuesto por Paloma Martín -con quien ha trabajado 23 años y de la que ella destaca su «entrega y eficacia»-, Roberto Herranz -durante los últimos ocho, de quien habla como «una persona muy comprometida»- y, desde hace unos meses, Daniel de la Esperanza -con «muchas ganas de aprender»-, ha logrado hacer de Iberaval un acompañante esencial para las empresas.
Como muestra, un botón: Iberaval financiaba hace sólo una década por valor de 8,4 millones en territorio segoviano. A la conclusión del pasado 2023, durante todo ese ejercicio, la SGR acompañó a casi 230 empresas en su camino hacia la obtención de liquidez o recursos para inversión, pero, lo que resulta más relevante, por un valor de 27,2 millones de euros. Esto quiere decir que, en una década la sociedad de garantía ha triplicado su inyección económica para auspiciar a las empresas presentes en esta provincia.
El empleo, en el punto de mira
Una de las cuestiones que más gusta comentar a Pilar es la referida a la función social que proyecta Iberaval, una entidad de carácter privado que cuenta con el respaldo de instituciones públicas como la Junta de Castilla y León, a través del Instituto para la Competitividad Empresarial de Castilla y León (ICECYL). O, también, de la Unión Europea, a partir de Instrumentos Financieros como el vigente este año, referido a la Competitividad Empresarial.
«Con el riesgo vivo actual que presenta nuestra delegación en Segovia, es decir, con el importe que tenemos prestado y se encuentra pendiente de devolver, contribuimos al sostenimiento de más de 7.800 puestos de trabajo en la provincia», explica, para agregar a continuación que hay una estrecha vinculación con las entidades bancarias, con las que, en general, existe una colaboración fluida.
«Son ellas las que suelen recibir a clientes que buscan recursos para abordar sus proyectos empresariales, y que acuden a continuación a Iberaval para contar con un respaldo necesario en no pocos casos, para hacer factibles aquellas iniciativas que se plantean», añade.
De aquellos primeros años, en los que la tecnología puntera existente se componía de una máquina de escribir y unas hojas de calco, una compañera de Pilar recuerda que los directores de las diferentes provincias tenían que acudir mensualmente a Valladolid para entregar a la Comisión Ejecutiva -órgano que valora la viabilidad o no de las iniciativas empresariales- potenciales financiaciones. «A Pilar hubo una temporada en la que trabajar casi le costaba dinero, porque alguna que otra multa de tráfico tuvo que abonar, tras pasar un poco rápido por algunos pueblos, como consecuencia de aquellos viajes», rememora con cariño.
Compromiso Iberaval
El director general de Iberaval, Pedro Pisonero, también valora el trabajo llevado a cabo por Pilar Aragoneses: «en todo el tiempo que hemos coincidido, que no ha sido poco, en el desempeño que ha realizado ha demostrado un compromiso claro no sólo con esta empresa, también con su provincia y con las pymes, autónomos y emprendedores que conforman su tejido empresarial».
Pilar Aragoneses no cambia por nada su estancia en Iberaval. «Mi vida profesional ha ido muy ligada a la persona, porque estando aquí me he casado, he tenido a mi hija, he conocido a personas que forman absolutamente parte de mi vida…», detalla, tras incidir en que se siente «una auténtica privilegiada por haber trabajado en Iberaval». «Estoy muy muy orgullosa de haber podido terminar mi ciclo laboral en esta empresa», insiste.
De estas más de tres décadas al pie del cañón, Pilar -quien, además, tiene un refrán para cada contexto-, asegura que se han vivido «avances muy notables». Tras empezar su desempeño, en aquellos primeros años 90 sin ordenador, en tiempos en los que el trabajo en red aún no era lo común, tuvo que compartir equipo con otro compañero. Luego llegaría el fax, internet… «Y ahora la Inteligencia Artificial, que en algunas cuestiones impone bastante respeto», afirma, para incidir en que «sin el barniz de la inteligencia natural, el futuro se complicará».
No ha habido obstáculo posible que haya frenado esa fuerza financiadora de Iberaval que ha capitaneado Pilar durante tanto tiempo, siempre con la vista puesta en ese kilómetro cero que es Segovia, incluso el lugar que la vio nacer, Fuentemilanos.
De hecho, en la oficina, sus compañeros bromean con esa reivindicación que Pilar hace siempre del terruño. «Cuando vemos operaciones, no pocos clientes proceden de allí y cuando es así, ella lo reivindica: éste es de mi pueblo». «Con lo pequeño que es, ¡la de gente que procede de allí!», prosiguen sus compañeros con cierta ironía.
Pilar Aragoneses hace mucho tiempo pasó a ser Pilar de Iberaval. Lo dijo ella misma en la inauguración de la oficina que tiene esta entidad en la calle Hermanos Barral, 5, justo enfrente de la iglesia de San Millán, uno de los templos con más solera de la capital.
La directora de la sociedad de garantía -una entidad que acompaña a las pymes en su búsqueda de financiación y resulta clave para cientos de iniciativas empresariales cada año en la provincia- busca soluciones hasta debajo de las piedras para facilitar ese acceso al crédito de los proyectos viables de Segovia.
Ella fue, es y será siempre parte de la familia de Iberaval. Del Compromiso Iberaval.
