Después de décadas de guerras y tensiones políticas, Camboya lucha por incorporarse a la senda del progreso económico y social con la explotación de sus propios recursos productivos, incorporando para ello la ayuda de expertos cualificados pertenecientes a organizaciones no gubernamentales vinculadas al desarrollo de proyectos diseñados para este fin.
Entre estas organizaciones, destaca la presencia de la oenegé AIDA, que desde hace más de cinco años trabaja en colaboración con las autoridades locales del país para llevar a cabo proyectos relacionados con la acuicultura y la gestión forestal, que ayer fueron presentados en la librería AIDA Books&More por la cooperante Amagoia Labarga en una de las conferencias organizadas por este establecimiento para conmemorar el tercer aniversario de su apertura.
Labarga destacó la etapa de «crecimiento importante» que vive el país, que se centra principalmente en las clases dirigentes y altas y ubicado en las principales urbes, aunque subrayó la aparición de una clase media emergente vinculada a la llegada de capital extranjero a través de las empresas que comienzan a llegar para desarrollar sus inversiones.
Pese a ello, la mayor parte de la población sigue practicando «economía de supervivencia», basada principalmente en la explotación de recursos vinculados a la agricultura y a la pesca; y es en este ámbito donde AIDA está desarrollando su trabajo en proyectos de desarrollo piscícola y de gestión forestal.
En el primer apartado, AIDA ha centrado su tarea en la creación de una red administrativa capaz de gestionar con eficacia los recursos piscícolas, de manera que se puedan llevar a cabo proyectos en los que los pescadores puedan contar con el apoyo técnico y tecnológico suficiente para su desarrollo. En este sentido, Labarga destacó la colaboración del gobierno camboyano que facilita la inserción laboral a través de cursos de formación.
En cuanto a la gestión forestal, el trabajo de la oenegé se centra en el fortalecimiento jurídico y social de las comunidades que trabajan en el bosque, a las que se ha dotado del reconocimiento necesario para desempeñar este trabajo de manera regulada y legal.
En este sentido, manifestó que el trabajo está orientado a una gestión sostenible de la explotación de los bosques, de manera que puedan llevarse a cabo de manera ordenada sin esquilmar los recursos forestales.
La cooperante manifestó que el trabajo de la organización en Camboya «debe tener fecha de caducidad, ya que el Gobierno y los ciudadanos camboyanos deben asumir la propia gestión de sus recursos una vez que tengan los cauces adecuados para ello.
