El pelo de Asunta Basterra registró “consumos repetitivos” de dos sustancias sedantes diferentes en los meses anteriores a su muerte y durante un “periodo prolongado de tiempo”. Además, en el momento de su fallecimiento estaba “gravemente intoxicada” y era “incapaz de defenderse”. Así lo confirmaron los peritos que comparecieron ayer en el juicio por la muerte de la niña Asunta Basterra y que hablaron sobre los estudios realizados en relación al contenido gástrico, sangre, orina y pelo de la niña.
Además de la alta concentración en sangre de lorazepam —principio activo del Orfidal— que Asunta tenía en el momento de su muerte, los peritos encontraron restos de ésta y otra benzodiacepina —nordiacepam— en el pelo de la menor. Según relataron ante el jurado, esto supone que Asunta estuvo sometida a “consumos repetitivos” de estas dos sustancias sedantes durante los meses anteriores a su muerte —entre tres y cuatro— y que la administración se produjo en un “periodo prolongado de tiempo” para dejar rastros en el pelo.
Por otra parte, y teniendo en cuenta la concentración en sangre de lorazepam en el momento de la muerte, los peritos aseguraron que Asunta estaba “gravemente intoxicada” cuando falleció, en un grave estado de “sedación” y con sus “capacidades de defensa muy limitadas”.
Los investigadores encontraron restos de este fármaco en la orina de la niña, ya que había comenzado a eliminarse, y estaba también en contenido gástrico sin absorber. Por esta circunstancia, los peritos explicaron que se desconocía la concentración máxima que habría alcanzado si se hubiese absorbido completamente.
Sobre la posibilidad de que Asunta pudiese caminar tiempo después de haber consumido el lorazepam, los expertos recordaron que los síntomas aparecen gradualmente, comenzando por la sensación de cansancio y somnolencia. “Una vez tomado la persona no se cae al suelo de un mazazo”, apuntó uno de las peritos, que dejó abierta también la posibilidad de que fuese administrado en varias tomas.
Las peritos que analizaron el contenido gástrico de Asunta determinaron que en el momento de su muerte los alimentos que había comido estaban “parcialmente digeridos”, lo que implicaría que la niña habría fallecido como máximo cuatro horas después de la comida, sobre las 19.00 horas. En este sentido, los peritos rechazaron que el lorazepam influyese en el ritmo de la digestión y negaron categóricamente que el periodo de digestión pudiera extenderse más allá de las seis horas, cuando “el estomago estaría ya vacío”.
Los investigadores que analizaron los restos de origen biológico localizados en la cara de la víctima, evidenciados por la luz forense, explicaron que se correspondían con mica, aceites vegetales y material proteico de origen vegetal. En esta línea, determinaron que estos restos eran compatibles con “crema facial” o incluso “algún otro tipo de producto cosmético”.
