Arturo Pérez-Reverte presentó ayer en Sevilla su último libro ‘Hombres buenos’ (Alfaguara), un intriga histórica en el París prerrevolucionario, que narra la heroica aventura de quienes se atrevieron a cambiar el mundo con libros. “Esta novela me ha obligado a trabajar la parte buena del ser humano y me ha devuelto algunas emociones y esperanzas que creía perdidas”, aseguró el autor sobre esta novela “de libros y amistad”.
A finales del siglo XVIII, cuando dos miembros de la Real Academia Española, el bibliotecario don Hermógenes Molina y el almirante don Pedro Zárate recibieron el encargo de viajar a París para conseguir de forma clandestina los 28 volúmenes de la Encyclopédie de D’Alembert y Diderot, que estaba prohibida en España, nadie podía sospechar que los dos académicos iban a enfrentarse a una peligrosa sucesión de intrigas, a un viaje de incertidumbres y sobresaltos que los llevaría desde el Madrid ilustrado de Carlos III al París de las agitaciones políticas en vísperas de la Revolución francesa.
Durante la presentación, Pérez-Reverte, para quien Sevilla es parada obligada de sus novelas desde ‘La piel del tambor’, señaló que el XVIII, siglo en el que España “estuvo a punto de hacer un montón de cosas”, la Academia “tuvo un papel importantísimo”. Además, “es muy desconocida porque la gente cree que hace un diccionario para España y lo hace para 500 millones de hispanohablantes”, por lo que la institución “es una especie de organismo diplomático que mantiene la unidad del español en 22 países, y ese trabajo de puente y diplomacia es muy complejo y muy delicado”.
“En el siglo XVIII la Academia era un organismo necesario e importante en un Estado que intentaba ser moderno, de modo que cuando me enteré de esta historia de la Encyclopédie pensé que era una buena forma de dar a conocer la Academia y de hacer una reflexión sobre la España que tenemos y la que pudo ser”, manifestó el escritor, quien reconoció que quería que el libro tuviera también una lectura presente.
“Quería que además de explicar la España del XVIII, valiera para entender el presente y temas como el fanatismo”, declaró.
