Con los ojos enrojecidos por el sueño de un inusual madrugón, en las inmediaciones de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen comenzaban a darse cita a las 3,30 de la madrugada del pasado domingo un heterogéneo grupo integrado por niños, jóvenes y adultos dispuestos a emprender un largo viaje con destino a Rio de Janeiro, con el objetivo de vivir la experiencia de participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) junto a otros dos millones de jóvenes de todo el mundo. Los 24 integrantes del grupo pertenecen al Camino Neocatecumenal de la Parroquia de El Carmen, y con este viaje ponen fin a un largo periplo de dos años que comenzó en el momento que el Papa Benedicto XVI anunció en la JMJ celebrada en Madrid en 2011 el lugar elegido para la próxima convocatoria.
En estos dos años, los jóvenes de la parroquia han realizado un gran número de actividades para conseguir el dinero para el viaje, que les mantendrá en el país carioca hasta el próximo tres de agosto. Así, han llevado a cabo acciones tan singulares como la venta de aperitivos y rosquillas el día de la patrona de la parroquia, lotería o incluso amenizaron la pasada Navidad a los segovianos con villancicos y canciones que cantaron a cambio de un pequeño donativo. Todo el dinero recaudado ha servido para enjugar el alto coste del viaje, cifrado en 2.300 euros por persona, pero que todos dan por bien empleado ya que «para nosotros no es solo un viaje, sino una peregrinación», según aseguraba uno de los participantes. En la pasada JMJ, todos los integrantes del grupo participaron activamente en la acogida de peregrinos de otros países que tuvo lugar en Segovia en agosto de 2011, y el hermoso recuerdo de esta experiencia les ha servido como acicate para lanzarse a participar en esta nueva jornada, la primera en la historia convocada por dos papas.
«Nuestro deseo es poder vivir nuestra fe y mostrarla al mundo -señala uno de los jóvenes participantes- y para ello nada mejor que estar en Brasil junto al Papa para mostrar a todos que hay otra vida que no se acaba y que está en Cristo». El balance de esta experiencia llegará a primeros de agosto, cuando el grupo regrese a casa con la maleta cargada de ánimo y de fe.
