Sin rubor, nada altivo y con una naturalidad impropia de su corta edad. Con gesto serio, nada más sentarse frente al piano, aclaró al jurado que era el autor de la partitura que iba a interpretar, dedicada a su madre. Teresa Tardío, directora de la Fundación Don Juan de Borbón, recuerda la anécdota para demostrar cómo los participantes del Premio Infantil de Piano Santa Cecilia, que este año alcanza su decimonovena edición, son ya “auténticos artistas”, aunque sin abandonar ese espíritu propio de la infancia. “No son hombres en pequeño, son absolutamente deliciosos, acaban de tocar y se van a jugar, como cualquier niño de su edad, aunque, ciertamente, todos tienen un talento nada corriente”, indica Tardío.
En la labor pedagógica que la Fundación Don Juan de Borbón lleva en su ADN se enmarca este certamen, para pianistas de hasta 14 años de edad, que este año celebrará las pruebas eliminatorias y finales durante los días 21 y 22 de noviembre. Creado en 1997, aunque tiene su origen en el antiguo premio ‘Ciudad de Segovia’, el certamen segoviano es de los pocos en España, quizá el único, bajo la exclusiva etiqueta de ‘infantil’, con independencia de que casi todos los concursos musicales incluyen esta categoría.
“En España hay muchos premios de piano que tienen su categoría infantil, pero aquí los niños son absolutamente protagonistas”, afirma Tardío, orgullosa de que el Premio sea, desde hace años, un referente nacional, al que acuden los mayores talentos, llamados a convertirse en grandes solistas o integrantes de las mejores orquestas del mundo. “A algunos les hemos seguido la pista o nos siguen escribiendo y, por ejemplo, los ganadores en sus primeras ediciones, son hoy grandes pianistas”, añade.
El certamen arrancó en su primera edición en la sala de la chimenea del hotel Las Sirenas, sede del Casino de la Unión, aunque pronto se desarrolló en el antiguo Conservatorio, en el Palacio de Quintanar, y desde hace años en el nuevo, ubicado en el barrio de Nueva Segovia, donde las instalaciones son “las más adecuadas”, en tanto que los jóvenes participantes cuentan con pianos suficientes para el ensayo.
En cada edición, el Premio, que se hace coincidir con el fin de semana más cercano a la festividad de Santa Cecilia, patrona de la música, el número de participantes ha rondado una media de 25, procedentes de todas las regiones de España, y de países como Reino Unido, Francia, Portugal o Hungría.
El reconocimiento del Premio obedece, también, a la calidad profesional de los miembros del jurado, que los pequeños pianistas solo conocen “en el momento justo en el que abren la puerta para interpretar las piezas” al piano, en las pruebas eliminatorias; un jurado que, como subraya la directora de la Fundación, está compuesto por músicos y pedagogos de primer nivel, que acuden a Segovia sin cobrar dieta alguna, con el único interés de conocer a quienes serán los futuros grandes pianistas de este país. “No decimos de qué conservatorio vienen [los miembros del jurado] para que no hay ninguna filtración, es muy fiable este Premio, tiene fama de ser absolutamente limpio”, sostiene Tardío, que aclara que la Fundación no cobra inscripción “para que pueda acudir todo el mundo”.
El certamen cuenta con dos categorías, para pianistas de hasta 11 años y una segunda para aquellos que tienen entre 12 y 14 años, inclusive. Los ganadores reciben, además del correspondiente diploma, una cantidad económica, modesta, (entre 600 y 300 euros, según el puesto logrado y la categoría), aunque también pueden optar a otros galardones añadidos, como el de “mejor intérprete de música española” o el de “mejor intérprete de una obra de Johann Sebastian Bach”, porque “cualquier músico que sea músico debe dominar al gran maestro”, dice Tardío.
Estos premios (a los que se añade una beca de exámenes en Trinity College London) y otros gastos derivados de la organización son posibles gracias al apoyo económico del Ayuntamiento, impulsor de la Fundación, al respaldo de otras instituciones (que aportan diverso material que se regala a los niños) y a la colaboración de diversos patrocinadores privados, como, por ejemplo, El Rancho de la Aldeagüela, Dos Eventos Producciones, Bar Santana y Restaurante José María.
El premio en metálico contribuye a sufragar los gastos que hacen los padres por tener que desplazarse con sus hijos a Segovia porque, en realidad, el mayor galardón es el prestigio que otorga el triunfo en el certamen. Celebradas las pruebas eliminatorios y conocidos los ganadores, estos ofrecen, en el acto de entrega de premios, un pequeño concierto en San Juan de los Caballeros. Y lo que es más importante para los pequeños artistas, los premiados en el Premio Santa Cecilia inauguran el Festival Joven de la Fundación Don Juan de Borbón.
Tardío recalca que el Premio Infantil Santa Cecilia es un proyecto en el que “la música representa algo más que la interpretación de una partitura”. “Igual que con la Escolanía o con el Festival Joven, la Fundación busca contribuir a la educación musical de los niños, para que cuando sean adultos tengan la sensibilidad y conocimientos suficientes para apreciar la música en toda su dimensión”, subraya Tardío.
La directora de la Fundación comenta que, curiosamente, los niños segovianos no suelen presentarse al certamen. “Cuando se presentan, hacen un papel estupendo, o lo ganan, como ocurrió una vez (…) no se si esta baja participación es por miedo a no ganar en su ciudad, pero yo animo a que lo hagan”, añade la directora de la Fundación, que confiesa, por otra parte, que ya está deseando que se celebre el certamen porque “ver a estos niños al piano, con ese talento, nos pone a todos los pelos de punta”.