Han sido diez días de tensión para los vecinos de Torreadrada y del resto de pueblos del Páramo. Ayer comprobaron que, tras tres días inutilizado, el teléfono volvía a funcionar, por fin.
El robo de unos tres kilómetros de cableado aéreo les ha tenido incomunicados. Ocurrió el pasado fin de semana, tan sólo una semana después de la visita de los cacos, esa vez de forma más íntima, pues entraron en 20 viviendas de la localidad, algunas incluso habitadas. También accedieron al propio Ayuntamiento y al consultorio médico, donde igualmente forzaron cerraduras y puertas.
Los vecinos se estaban reponiendo de ese susto, cuando les falló el teléfono. “Hasta que no nos falta un servicio no nos damos cuenta de lo mucho que dependemos de él”, comentaba José, dueño del céntrico bar La Plaza, que se utiliza como teléfono público. Bajo la repisa del televisor figura un cartel informativo de la Guardia Civil indicando el número de emergencias 062. Pero de poco sirve cuando los teléfonos no funcionan, y sólo algunos móviles tienen cobertura en puntos muy restringidos del casco urbano.
El propio teniente de alcalde, un antiguo miembro de la Benemérita, Jesús González, lamentaba lo ocurrido, “más por la sensación que le queda a la gente, que por el valor de lo que se llevan”. Por eso echa de menos el antiguo cuartel en el que vivió y trabajó, y del que los viejos habitantes de Torreadrada guardan muchos recuerdos. También apela a la falta de habitantes jóvenes que aporten seguridad al pueblo. Los únicos niños que hay son los diez hermanos pertenecientes a una familia inmigrante de Marruecos.
A las afueras del pueblo, los operarios de la empresa Cobra ultimaban los trabajos para terminar de colocar el cableado. “Lo primero que hemos hecho es dar el servicio a los usuarios, y ahora estamos colocándo el cable en los postes”, aseguraba uno de los trabajadores de las dos cuadrillas que llevan desde el pasado lunes reponiendo el tendido.
No es la primera vez que los teléfonos de Torreadrada y la comarca se quedan inoperativos por el robo del cableado. En septiembre del año pasado también estuvieron tres días sin servicio por el robo cometido en la zona de Boceguillas, y en otra ocasión porque se lo llevaron de Sepúlveda, villa situada a 19 kilómetros.
Uno de los personajes más reconocidos de Torreadrada es Ismael Peña. Cantó a la soledad del mundo rural, como solista; y con la Banda del Mirlitón popularizó su pueblo a través de programas musicales en televisión.
También lamenta que Torreadrada sea noticia por sucesos de este calado quien ocupa la Alcaldía desde hace 20 años: Jesús García Gómez. A sus 80 años confía en un futuro más agradable para este pueblo con poco más de cien censados. “Somos entre 60 y 70 residentes, pero tenemos más de 220 contadores de agua”, explica para destacar que abundan las segundas residencias, principal objetivo de los ladrones. “Somos un pueblo tranquilo, de Sierra, con seis kilómetros de calles y por las que nos gusta pasear y sentirnos seguros”, añade.
Ayer miércoles comprobó que funcionaba el teléfono del Ayuntamiento. En el interior continúan visibles los desperfectos causados por los ladrones la pasada semana. Forzaron cajones y se llevaron el dinero en calderilla que había para pequeños pagos. Los cristales rotos de la puerta, cajones desarmados, y cerraduras forzadas dan cuenta del paso de los inesperados visitantes. Quizá resultó algo más favorable el cometer este robo fuera de época de caza, pues Torreadrada es destino preferido por muchos cazadores, que acuden al paso de las palomas. Algunos aficionados celebraban ayer en el bar El Cazador la llegada del teléfono.
Quien no pudo festejar una cita que esperaba desde hace meses fue Crescencio Peña, de Castro de Fuentidueña. Este anciano que vive junto a la Plaza Mayor, quiso felicitar el cumpleaños a su hija, que vive en Madrid. “No pude contactar con ella porque no funcionaba ningún teléfono, y yo no tengo móvil porque no lo sé manejar”, decía con cierta añoranza.
Además de Torreadrada y Castro de Fuentidueña también estuvieron sin teléfono durante los tres días los vecinos de Tejares, y algunas empresas de Fuentesoto. Una vez repuesto el servicio, ahora continúan pendientes de un hilo, temerosos de que la soledad de la zona vuelva a atraer a los ladrones.
Daños y molestias
El robo de cableado telefónico constituye uno de los sucesos que más incidencia ha tenido en la provincia en los últimos años. Las propias compañías de telecomunicaciones no se explican bien la técnica que utilizan los ladrones para subir a los postes que sostienen el cableado. Una vez que consiguen alcanzar el grupo de cables de cobre tiran de él hacia el suelo. El cable de acero del que pende la manguera de pequeños cables queda en el alto junto a una pequeña cuerda enrollada en los extremos, que da testimonio de la desaparición del cableado. La crisis económica y el valor que ha adquirido el cobre han vuelto a hacer de los tendidos telefónicos un objeto de deseo para los ladrones. Según el Ministerio de Interior, en el año 2007 se produjeron 8.459 robos de cobre, en el 2008 ascendieron a 9.681; bajaron en 2009 a 5.315 y también el valor. Y en 2010 se registraron 13.741 robos. En estos años se ha detenido e imputado robos a más de 11.800 personas; y sólo en 2011 se recuperaron 331 toneladas.