La Comisión Regional de Patrimonio autorizó ayer las obras propuestas por el Ayuntamiento de Segovia para reparar las humedades y filtraciones que sufre el Acueducto, así como la cobertura de oquedades y el tratamiento planteado para evitar que aniden las palomas. Los trabajos, divididos en dos pequeños proyectos, se desarrollarán durante la próxima primavera e incluyen el desmontaje de buena parte de la controvertida canalización de plomo que se instaló en el tramo visible del monumento durante la rehabilitación ejecutada entre 1992 y 1999.
El visto bueno de Patrimonio pone fin a casi diez años de discrepancias entre la Junta y el Ayuntamiento, que ahora sí han alcanzado un acuerdo para llevar a cabo esta intervención que ambas administraciones consideran urgente. No obstante, los técnicos instan al consistorio en su dictamen a diseñar un plan de conservación y gestión integral del monumento romano, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1985.
“Es una buena actuación por parte del Ayuntamiento, y efectivamente ha habido una buena gestión del proceso del proyecto en colaboración con los técnicos del Servicio Territorial de Segovia, la propuesta estaba bien encaminada”, valoró el director general de Patrimonio, Enrique Sáiz, en declaraciones a la agencia Ical. “Pero también animamos al Ayuntamiento a acometer un plan definitivo de gestión, de conservación preventiva, que lleve a realizar una serie de mantenimientos periódicos de limpieza del canal, de repaso a las arquerías, de testeo, etcétera”.
El equipo de Gobierno municipal sostiene que Patrimonio le denegó la autorización en los últimos años tantas veces como la solicitó, e incluso en 2008, el entonces delegado de la Junta en Segovia, Luciano Municio, argumentó que se trataba de “una burla de proyecto”. Al respecto, Saiz, preguntado acerca de qué ha cambiado en este tiempo, precisó que “lo que sí que es cierto es que el Ayuntamiento hizo varios intentos para acometer algunas operaciones y la Comisión de Patrimonio le recomendó que esperara a tener un plan integral”.
Sáiz matizó que la Administración municipal “está gestionando con responsabilidad el Acueducto”, pero considera necesario aprovechar “las tecnologías que permite el siglo XXI”, dijo en referencia a medidas como la implantación de un sistema de monitorización a distancia, “de testeo continuo de las piezas”. Ello facilitaría “tomar decisiones con seguridad respecto a estas pequeñas cosas”, así como un seguimiento más riguroso del comportamiento del Acueducto tras las obras que se efectuarán en los próximos meses.
Los proyectos autorizados ahora consisten, por un lado, en el desmontaje de buena parte de la canalización de plomo, cuyo deterioro ha agudizado las humedades y filtraciones por el agua que remansa en él cuando llueve. El problema resulta especialmente evidente en el sector de la calle Almira, reconstruido en tiempos de los Reyes Católicos, donde llega a hacerse charco en la acera; y también en la parte restaurada en el siglo XIX. El tramo más resistente, por contra, es curiosamente el originario, el romano, datado entre los siglos I y II.
Respecto al otro proyecto, se trata de tapar las oquedades que presenta el monumento entre algunas de sus piedras y que se prestan a la nidificación de aves, además de aplicar un tratamiento contra sus excrementos. La propuesta es introducir piedra y bolas de nailon que se fijarán con resinas u otros adhesivos.
