El párroco de Cuéllar Fernando Mateo avanzaba esta semana que las obras para la recuperación del arco desprendido de la torre de San Andrés se habían aprobado y que comenzarán en breve. La ponencia técnica de la Comisión de Patrimonio de la Junta en Segovia aprobaba con carácter de urgencia la autorización de estas obras desde el pasado 26 de diciembre.
Desde que se produjo el suceso del desprendimiento, pocos fueron los días que transcurrieron hasta la instalación de los andamios para la adecuación de la parte afectada. Sin embargo, con toda la infraestructura preparada, las obras no daban comienzo dada la lentitud en la burocracia administrativa al ser este un edificio catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC). Siendo esta una obra menor, no necesita de la aprobación explícita en la Comisión de Patrimonio. Mateo reconocía esta pasada semana que las obras podrían comenzar esta misma y esa es la intención; su duración no será elevada, puesto que lo que se va a restaurar es poca superficie.
Por su parte, espera que los albañiles comiencen a trabajar a principios de esta semana. Como se sabe, la lenta tramitación del expediente, que ha pasado por redactar un proyecto exhaustivo a aprobar, ha ido retrasando estos arreglos. Otro de los aspectos que ha demorado el inicio de las obras es la periodicidad de la celebración de la Comisión de Patrimonio; en enero no tuvo lugar, lo que ha retrasado la aprobación, y afecta también a las catas de San Francisco, a tratar en este mismo órgano. El párroco asegura que han sido muchos los aspectos a analizar por parte de los técnicos, arquitectos, el proyecto exigido y todo lo que requiere un templo como el de San Andrés, antiguo Monumento Nacional.
La torre, fortísima, se levantó en el siglo XIV, y luego sufrió remodelaciones en los siglos XVII, XIX y XX. Tiene una altura de 28´60 metros aproximados, un auténtico bastión defensivo y campanero.
La recuperación del arco se realizará con materiales similares a los existentes y se van a emplear elementos de sujeción para todo el arco. La idea es, además, tomar muestras de los revestimientos de mortero para reconstruir el arco de la manera más similar a la original. Aún no se ha definido el coste de las obras pero sí se sabe que sobrepasará los 10.000 euros.
