El cronista oficial del Real Sitio de San Ildefonso, el historiador y vecino de La Granja, Eduardo Juárez, acudió ayer a la Real Fábrica de Cristales (RFC) junto a varias decenas (unos 40) integrantes de la escuela de adultos para contarles los pormenores de la institución, su edificio y la relación del pueblo con el vidrio desde sus inicios.
Así, en su recorrido por la fábrica, visitaron la zona de producción, bajaron hasta la máquina de Demetrio Crow y visitaron también sus talleres y hornos.
Durante el paseo, Juárez les explicó “las razones históricas de por qué hay vidrio en La Granja, cuántas fábricas ha habido, el tipo de producción que convertía a La Granja en excepcional y el tipo de fábrica que era”.
Raíces del vidrio
Son varios los factores por los que hay vidrio en La Granja, pero el principal fue la pretensión que llevó a cabo Felipe V de construir un Palacio Real en el municipio, pero también influyeron otros como “la destrucción de la anterior fábrica, que estaba en un poblado industrial que desarrollan los ilustrados, y que fue devastada tras un incendio. Era la llamada ‘Nuevo Baztán’», destaca el cronista. “Cuando esa fábrica se quemó”, relató Juárez, “los vidrieros que se quedaron sin trabajo vinieron a La Granja buscando la posibilidad de establecer un horno al calor de la construcción del Palacio de La Granja” y así, continuó relatando, “se crean hasta tres fábricas; dos dentro del casco histórico y la de manufactura que manda construir Carlos III, que se desarrolla también aprovechando la destrucción del Alcázar de Madrid y la construcción del Palacio Real”.
Por otro lado, el contexto favorecía mucho la construcción de la Real Fábrica de Cristales en esa zona porque contaba con un gran bosque para conseguir el combustible, y alrededor había abundancia de agua para hacer funcionar a la máquina hidráulica.
Aunque, realmente hubo cuatro fábricas “dos que desaparecieron, una que no funciona y otra que es industrial, que es Verescence”, detalló Juárez. En cuanto a las dos que estaban dentro del pueblo, explicó el cronista, “una se cerró por obsoleta y la otra sufrió un incendio por lo que quedó destruída”. Así, hubo que construir una tercera fábrica, ordenada por Carlos III en el siglo XVIII, que es la actual Real Fábrica de Cristales.
Producción excepcional
“El vidrio se asienta en un lugar porque hacen algo que es muy bueno”, aseguró Juárez, que razonó que “solo lo hacen ellos y en aquella época tienen mucho éxito cuando los productores hacían algo excepcional y, en el caso de La Granja, eran los espejos”. “Los realizaban de grandes dimensiones y los pulían con máquinas que utilizaban la fuerza del agua en vez de personas e ingenios mecánicos desarrollados por ingenieros que producen unos vidrios muy pulimentados y unos espejos gigantes”, recordó Juárez.
En este punto el cronista recordó la importancia que tuvo la ‘Casa del Pulimento’ (hoy casi destruida y en tramitaciones para convertirse en BIC) en aquel momento, que es la que albergaba la primera máquina de pulimento del país.
Manufactura
Eduardo Juárez también los explicó a los presentes el típo de fábrica que es la RFC, de manufactura, es decir, que fabrican de manera artesanal y no en cadena. “Esta fábrica pertenecía al Rey y lo que produce son bienes suntuosos, muy lujosos, para que la aristocracia y la burguesía los compren, que, además tienen privilegio de producción”, relató Juárez, quién desveló las verdaderas intenciones del monarca que no eran otras que lograr que los más ricos pagaran les pagaran también, ya que no pagaban tributos a la Casa Real.
“Así podía sacar dinero a las grandes fortunas, sobre todo a la aristocracia, que estaban exentos de pagar impuestos pero pagaban las piezas de cristal de La Granja a precio de oro”, reconoció el historiador, que añadió que, además, ese tipo de cristal solo se podía encontrar en La Granja porque era el único sitio donde se fabricaban productos tan especiales y, además, “solo podían venderlas aquí”, ya que recordemos, la factoría estaba en manos del Rey.
