El Parlament rechazó ayer investir presidente de la Generalitat al candidato de JxCat, Quim Torra, por lo que deberá someterse a una segunda votación de investidura en un pleno convocado para mañana a las 10.30.
La ley fija que para ser investido en primera vuelta hay que obtener la mayoría absoluta de 68 escaños pero Torra se quedó en mayoría simple: 66 votos a favor desde JxCat y ERC, 65 en contra desde Cs, PSC, comuns y PP, y las cuatro abstenciones de la CUP.
En la votación del lunes le valdrá con esta mayoría simple (más votos a favor que en contra), aunque dependerá de la CUP, que hoy decidirá si votará a favor, se abstendrá o votará en contra: con los dos primeros escenarios será presidente; con el tercero será rechazado de nuevo el candidato propuesto.
Torra hizo un discurso con dos ejes: el primero, que será un presidente para seguir avanzado hasta conseguir “un Estado independiente en forma de república”; el segundo, que no renuncia a dialogar con el Estado, pero exige hacerlo bilateralmente y sin excluir la independencia de la negociación.
También aseguró que se considera un presidente provisional hasta que la Cámara pueda investir a Carles Puigdemont: “Puigdemont debería ser quien haga hoy el discurso de investidura. Puigdemont deberá ser quien, lo antes posible, lo haga”.
Torra criticó la posición del Rey contra el soberanismo: “Majestad, así no”, y propuso que el camino a la independencia empiece con un proceso constituyente participado por instituciones y ciudadanos que derive en una proyecto de constitución catalana.
La provisionalidad que Torra da a la legislatura la reafirmó el propio Puigdemont en una entrevista del diario italiano ‘La Stampa’, en que afirmó que Torra convocará elecciones a partir del 27 de octubre (el primer día que podría hacerlo legalmente) “si el Gobierno español sigue con la persecución”.
A menos de 24 horas para que la CUP decida si avala o rechaza la candidatura de Torra, el líder parlamentario de los anticapitalistas, Carles Riera, advirtió de que no les gustó lo que han oído, porque consideran que el candidato sigue instalado en que la nueva legislatura tiene que ser la de una Catalunya autonómica.
La CUP quiere que el candidato asuma el compromiso de que “la única vía para desarrollar la república es la desobediencia y la unilateralidad”, y también critican que las políticas sociales que esbozó Torra no están en la línea de lo que necesita la clase trabajadora.
Torra buscó convencer a los cupaires de que le apoyen para ser presidente y les aseguró que no descarta ni la desobediencia ni la unilateralidad, siempre que se elija bien el momento y la oportunidad: “Este Govern no viene a hacer autonomía, en absoluto. Este Govern no hará autonomismo”.
