El caos reinó ayer en Oslo, la capital de Noruega, después de que la fuerte sacudida causada ayer por la detonación de un coche bomba alterara el ritmo cotidiano de los habitantes. Tras el ataque al edificio donde se encuentras las oficinas del primer ministro, Jens Stoltenberg, el orden del distrito gubernamental se tornó en confusión y muchísima gente en estado de shock y con ataques de pánico. Pero la respuesta no se hizo esperar y, a pesar de la fatalidad del suceso, en la zona se organizó un amplio y rápido despliegue de Bomberos y Policía porque aún había focos con fuego debido a la explosión y mucho humo en todo el área circundante
«Hay cristales por todas partes, es el caos total. Las ventanas de todos los inmuebles de la zona han estallado», informaba un periodista, que equiparaba la situación a la surgida de «un terremoto».
Poco después de la explosión, los efectivos acordonaron cinco manzanas desde el lugar de la detonación, mientras se evacuaban las dependencias gubernamentales de la zona por miedo a nuevas deflagraciones.
Durante la tarde, se registraron las inmediaciones del lugar en busca de otros posibles artefactos, ya que la amenaza de los autores hizo sospechar una cadena de atentados.
A los efectivos policiales y del cuerpo de bomberos se unieron los miembros del Ejército, que tomaron posiciones en el centro de Oslo tras el tiroteo en un campamento de las juventudes socialdemócratas. «La situación está bajo control, pero ha sido un día terrible», declaraba horas después el alcalde de Oslo, Fabian Stang.
La Policía lanzó un llamamiento a la población, pidiendo que eviten las grandes congregaciones de gente y a no acudir al centro de la capital. También pidió que la gente no utilice los teléfonos móviles para no sobrecargar la red.
«Es importante que no dejemos que nos asusten. Porque el propósito de esta clase de violencia es crear miedo». Así se manifestó el propio primer ministro tras el doble atentado.
Stoltenberg confirmó ante los medios estatales que se encontraba ileso tras el atentado terrorista que se produjo ante su oficina y tildó de «grave» la situación en las instalaciones de la organización socialdemócrata juvenil AUF en la isla de Utoya, con 700 personas. «Incluso cuando se está preparado, resulta dramático cuando estos acontecimientos tienen lugar», dijo el jefe del Gobierno durante una entrevista telefónica emitida por una televisión local. «Compañeros han perdido hoy (por ayer) sus vidas… Es espantoso. Esta no es la forma en la que queremos las cosas en nuestro país», sentenció con enorme pesar.
Las explosiones sorprendieron a un grupo de españoles en una céntrica biblioteca de la capital noruega. Una joven ya estaba en su casa y sintió el estruendo muy de cerca. Otros turistas nacionales tuvieron que volver a su hotel a toda prisa.
Los ciudadanos patrios residentes en la capital noruega destacaron la conmoción que sacudió a la ciudad, además de por la barbarie porque es el primer atentado que sufre el país en toda su Historia. Lo sucedido en el país nórdico, que se halla presente en Afganistán -éste pudo haber sido el motivo de los dos golpes mortales-, se une a las tragedias vividas en ciudades europeas como Madrid o Londres. Ahora solo falta saber quién está detrás.
