Una placa colacada ayer en los bloques del Taray da testimonio público del valor arquitectónico de esta construcción reconocida por los expertos como un paradigma del denominado “Movimiento Moderno” desarrollado en España y Portugal entre 1925 y 1965. La presencia de la placa de la Fundación para la Documentación y Conservación de la arquitectura y el urbanismo del Movimiento Moderno (DOCOMOMO), que ha sido instalada entre la calle Taray y la Cuesta de San Bartolomé, es una manifestación de reconocimiento a los arquitectos José Joaquín Aracil Bellod, Luis Miguel Suárez-Inclán y Antonio Viloria García, autores del complejo del Taray levantado en 1963 en la fachada norte del casco histórico de la ciudad.
El acto fue organizado por la demarcación del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla y León Este (COACYLE), y contó con la participaron del presidente de la misma, Juan Antonio Miranda; la concejala de Patrimonio Histórico, Claudia de Santos, y el viceportavoz del grupo municipal popular, Juan Antonio Folgado. Especialmente significativa fue la presencia de familiares de los arquitectos homenajeados y de la viuda del aparejador de la obra, Cándido Segovia.
Juan Antonio Miranda destacó que José Joaquín Aracil Bellod, Luis Miguel Suárez-Inclán y Antonio Viloria García, supieron superar los problemas funcionales y sociales de su época, así como las limitaciones de los procesos industriales que tenían a su disposición, y fueron parte activa en el surgir de la arquitectura moderna española. Asumieron el reto de insertar viviendas sociales “en el casco histórico más o menos elitista de Segovia”, ante el escepticismo y la crítica, y lograron ofrecer a la ciudad una “arquitectura coral” que no desentona y se integra en el paisaje.
Para el presidente de la demarcación del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla y León Este (COACYLE), la gran manzana de viviendas del Taray es un magnífico ejemplo del urbanismo de tres dimensiones, ancho, largo y alto. Se trata de cinco edificios que relacionan calles de muy distintas alturas con un sistema de pasarelas vivas que ofrecen relación, vistas e integración en el casco histórico de Segovia “de forma ejemplar y callada”, señaló Miranda. El complejo ocupa media hectárea, suma 11.672 metros cuadrados de superficie construida, alcanza once alturas y agrupa a 117 viviendas.
Isabel Aracil, hija de José Joaquín Aracil Bellod, dio lectura a un escrito de Luis Miguel Suárez-Inclán en el que recuerda sus primeros contactos en París con la “arquitectura prohibida” en la Escuela de Madrid, De los trabajos realizados en Segovia, el autor del bloque más alto y de los corredores del Taray, Suárez-Inclán, recuerda las complejas y frecuentes reuniones que Aracil mantenía con los propietarios de las viviendas, que en este caso eran los propios obreros que construyeron los edificios. Fue una cooperativa de producción y consumo.
