Rodeados por los 192 cipreses y olivos del Bosque del Recuerdo del madrileño Parque del Retiro, las víctimas del terrorismo reclamaron ayer, en el sexto aniversario de los atentados del 11-M, que los delitos de esta índole no prescriban y que se acabe con los países-santuarios para los asesinos.
Este bosque fue escenario de un acto organizado por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, en el que decenas de flores blancas fueron prendidas en los árboles que lo integran, en igual número que los fallecidos en la masacre registrada en los trenes de cercanías.
«Para evitar la impunidad hay que lograr que el terrorismo no prescriba», sostuvo la vicepresidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, quien insistió en que «acabar con la impunidad de los terroristas sería la mayor de las victorias para las víctimas». Para ello, tras recordar que ayer era el VI Día Europeo en Recuerdo de las Víctimas del Terrorismo, destacó la necesidad de que los Estados cooperen para evitar situaciones como «las de Venezuela y Colombia, convertidas en santuarios de terroristas».
Las víctimas, agregó, deben pedir también leyes más contundentes en toda Europa «en las que no haya resquicio para la prescripción de los delitos», para que los terroristas sepan que «ni aquí ni en ningún otro lugar podrán evitar la Justicia».
Por su parte, la presidenta de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, Ángeles Domínguez, resaltó la importancia de actos como el de ayer puesto que, argumentó, «si no hay recuerdo, se olvida». Aunque han pasado seis años, «parece que fue ayer», recordó Rodríguez, quien explicó que para las víctimas los recuerdos siguen día a día pero «hay que aprender a vivir». «Todo lo que se haga en un día como hoy (por ayer) nos fortalece», porque se manda un mensaje al resto de la sociedad, indicó.
La presidenta del colectivo expresó asimismo su deseo de que en otro aniversario las diferentes agrupaciones de víctimas puedan realizar un acto conjunto organizado a nivel institucional.
Precisamente en la institución en la cual está representada la soberanía nacional, el Congreso, se guardó ayer un minuto de silencio en memoria de los atentados del 11-M y de todas las víctimas del terrorismo, a las que la Cámara Baja recordó que no están solas.
Los diputados homenajearon a los afectados con la lectura de una declaración institucional por parte del presidente del Congreso, José Bono, en la que se afirma que a partir de este año cada 27 de junio se conmemorará el Día de las Víctimas del Terrorismo, tal y como había aprobado por asentimiento el pleno minutos antes.
«No estáis solos, recordamos y sufrimos con vosotros», asegura el texto leído por Bono, que añade que el dolor por una muerte cercana «no solamente es un sentimiento íntimo, personal y exclusivo», sino que debe ser también «un sentimiento colectivo, un deber cívico, una reafirmación de dignidad frente a la indignidad de quienes matan y frente al fanatismo».
Pese a todos estos actos de tributo a quienes sufren la barbarie terrorista, hay quien aprovecha los atentados para obtener beneficio personal. De hecho, la Abogacía del Estado está estudiando entre 20 y 30 casos de personas que inicialmente fueron reconocidas como víctimas del 11-M por si pudieran haber simulado tal condición y haberse hecho pasar por heridos de la masacre sin serlo.
Entre esos casos se encuentra el de Lorena Candelario, que ha recibido de Interior 500 euros por estrés postraumático y a la que le fueron abonados los días que estuvo de baja, aunque este departamento ignora si ha recibido otras ayudas por parte de la Comunidad de Madrid o de asociaciones de víctimas.
