Hace un tiempo, en una visita cultural a Barcelona se dio la casualidad de que un segoviano afincado allí, me presentó a Juan Carlos Unzué, portero que fuera del F.C. Barcelona hace algunos años, y que desde una silla de ruedas nos animaba a que les ayudáramos, (como hace con todo el mundo que se acerca a él, no desaprovecha la ocasión), a que la sociedad y sus representantes políticos conozcan la necesidad de la atención médica que se merecen y no tienen los enfermos de la ELA, (esclerosis lateral amiotrófica), la cruel enfermedad degenerativa que él sufre, que primero te deja en cama, después afecta a la deglución, y en una fase final a la respiración necesitando de una traqueotomía.
Juan Carlos fue reconocido por un grupo de curiosos a los que desgranó desde su caso particular la situación, informándoles con la única voluntad de hacer una petición para los enfermos y sus familiares, especialmente para aquellos que socio-económicamente no pueden enfrentarse a este grave problema de salud sin un mínimo apoyo.
Son cerca de 4.ooo afectados los que hay en España, de ellos cada día se vienen a perder tres compañeros y se unen otros tres. Asegura que el 95% de los enfermos tienen muchísimos problemas para mantenerse con vida por falta de ayuda. Su ELA le fue diagnosticada en 2019 como una enfermedad ‘degenerativa neuromuscular’.
Juan Carlos siente que es la voz de los enfermos de ELA, la maldita enfermedad que no tiene cura, y cuya esperanza de vida se mueve entre los tres y los seis años. Unzué va conmoviendo a la ciudadanía y avergonzándose de la clase política poniéndola en evidencia.
