Alejado de la imagen de los prelados preconciliares, cargada de pompa y boato, la inconfundible figura de Don Antonio, vestido con sotana y abrigo largo era habitual en el paisaje urbano de la capital, que solía recorrer en paseos en solitario en los que aprovechaba para conocer un poco más la realidad social de una provincia que le recibió con recelo e indiferencia a su llegada a la sede episcopal y a la que supo ganarse sin perder un ápice de sus postulados éticos y espirituales.
Hace diez años, el 8 de enero de 2003, el obispo de Segovia Antonio Palenzuela Velázquez entregaba su vida a Dios a los 83 años de edad, ocho años después de que el Papa Juan Pablo II aceptara su renuncia al llegar a los 75 años, con una salud ya muy baqueteada por sus problemas pulmonares. Aquel día, los segovianos expresaron su cariño y su respeto hacia un «hombre de Dios», como le gustaba autodefinirse, cuya tarea pastoral siempre estuvo marcada por la frase que eligió como lema de su episcopado «Donde está el Espíritu, está la libertad».
Para este vallisoletano recio, de voz profunda y mirada inquisitiva, su vocación religiosa no estuvo exenta nunca de dificultades que supo siempre resolver. Tras ser ordenado sacerdote en mayo de 1945, desarrolló sus primeras actividades pastorales en la capital de España como párroco, capellán de religiosas, Prefecto de Estudios y profesor del Seminario Hipanoamericano, y del Seminario Conciliar de Madrid. Años mas tarde, entre 1954 y 1957 fue canónigo de la catedral de Bilbao, y allí comenzó a mostrar su espíritu aperturista al conseguir que el seminario diocesano incluyera en su programa académico el estudio del euskera para que los futuros sacerdotes pudieran dirigirse a sus fieles en la única lengua que se hablaba en los pueblos y caseríos más alejados del País Vasco.
Tras un breve paso de dos años en Roma, donde fue vicerrector de la Iglesia Nacional de Santiago y Montserrat, el 22 de febrero de 1970 fue ordenado obispo de Segovia, reemplazando en este cargo a Daniel Llorente de Federico, cuya labor había dejado una profunda huella en la provincia, sobre todo en el medio rural.
Monseñor Palenzuela tuvo que remangarse para abordar la dura tarea de poner en marcha las estipulaciones del entonces todavía reciente Concilio Vaticano II, que supuso toda una revolución en el seno de la Iglesia al hacerla más cercana y accesible al pueblo cristiano. No fue fácil. Las todavía fuertes estructuras políticas de la dictadura se opusieron al trabajo iniciado por el prelado segoviano, en la línea aperturista que había marcado en Madrid el cardenal Vicente Enrique y Tarancón. Los puntos mas críticos en esta relación fueron el polémico viaje a la cárcel de Zamora, donde visitó a varios sacerdotes encarcelados por defender al incipiente movimiento obrero, o su presencia en la discoteca «Ladreda 25», donde recogió el premio «Personaje del Año» en 1975 y que se saldó con una amenaza de bomba en el local hostelero.
Una vez ya consolidada la democracia, Palenzuela pudo desarrollar con más tranquilidad su tarea pastoral en Segovia, y bajo su mandato fueron constituidas nuevas parroquias en la capital -San Frutos, Santa Teresa de Jesús o Nueva Segovia-, y se desarrolló uno de los proyectos asistenciales más importantes de la provincia, como fue la puesta en marcha de la residencia de personas mayores «El Sotillo» de Cáritas, en la que él mismo pasó sus últimos años de vida como residente.
Si importante fue su trabajo diocesano, no menos importante lo fue su trabajo intelectual, que le aupó como uno de los teólogos más representativos de su época, con varios libros publicados y un gran número de artículos periodísticos y colaboraciones literarias. También ocupó cargos de relevancia en el seno de la Conferencia Episcopal, en la que fue presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe entre 1984 y 1993 e integró las comisiones episcopales de Seminarios y Universidades y Enseñanza y Catequesis.
Don Antonio fue un hombre siempre cercano y accesible, que no dudaba en atender a los segovianos que se le acercaban en la calle con cariño y con talante positivo. De su trabajo, quedan hoy un gran número de sacerdotes diocesanos que compartieron con el obispo sus primeros años de ministerio y que mantienen viva la semilla que el plantó en la diócesis y que sus predecesores Luis Gutiérrez y el actual obispo Ángel Rubio han conseguido hacer prosperar gracias el esfuerzo de todos.
Sus libros, legado para la historia.- Con ocasión de la conmemoración del 40 aniversario de la ordenación episcopal de Palenzuela Velázquez, la familia del prelado quiso entregar a la diócesis en 2010 la bibiloteca personal del obspo, formada por más de 8.000 volúmenes que atesoraba en su pequeño piso de la Plaza del Seminario.
Filosofía, Historia, Derecho Canónico, Teología, Historia del Arte, Economía y autores clásicos son algunos de los temas que a lo largo de su vida fueron estudiados, analizados y aprendidos por Palenzuela a través de los libros, que ahora han sido ordenados y catalogados para su uso por el canónigo de la Catedral de Segovia Angel García, y que se conservarn en una pequeña sala de la Casa de Espiritualidad «San Frutos», aneja al edificio del Seminario.
En la presentación de la biblioteca, creada en febrero de 2010, García señaló la dificultad que supuso poder ordenar y clasificar tan vasto volumen de libros, cuyas materias «hablan por si mismas de la calidad intelectual de un hombre excepcional que fue autor de libros y lector y estudioso de otros». En este sentido, indicó que la biblioteca hace posible comprender la inquietud intelectual de Palenzuela por todas las áreas del saber humano, que le llevaron incluso al análisis de las costumbres locales de su diócesis o incluso a buscar publicaciones que le llevaron a investigar sobre su origen genealógico. Además de los libros, la biblioteca permitirá consultar y analizar los documentos, estudios e informes elaborados en su etapa como presidente de la comisión para la Doctrina de la Fe en la Conferencia Episcopal, así como su vasta experiencia como articulista y ensayista en revistas y publicaciones periódicas.
