“La emoción no me permite hacer un análisis crítico de ‘Nadie’, espectáculo realizado por la compañía Teatro Paladio. Es la primera vez en más de 30 años con este oficio que salgo de la función con una llantina irreprimible”. Con este párrafo, el crítico teatral Manuel Sesma arrancó su crónica sobre el último montaje de Teatro Paladio, la compañía profesional integrada por personas con diversidad funcional, con discapacidad física, psíquica y sensorial, que este año cumple 20 años de su creación.
Con independencia del gigantesco mérito de Paladio, como precursor del trabajo artístico con personas con discapacidad, el testimonio del crítico teatral confirma el acierto de la compañía por el que ha sido su metodología de trabajo durante años.
Es el llamado Teatro Brut, el que realizan personas con diversidad funcional y que se basa en el primitivismo, la autenticidad y la sinceridad interpretativa ; características que se perciben de forma clara en estos actores, que poseen una capacidad de empatía e inteligencia emocional muy especiales.
“El público percibe la sinceridad del actor, una persona con diversidad funcional no miente encima del escenario, siente lo que interpreta y eso crea una empatía muy particular en el público”, afirma la productora de la compañía y presidenta de la Federación Nacional de Arte y Discapacidad, Marta Cantero.
Teatro Brut es un termino acuñado por el actual director de Teatro Paladio, Manu Medina, a partir del llamado Art Brut, instaurado a su vez por Jean Dubuffet para referirse a la creación de gente alejada del mundo artístico.
Estamos, en consecuencia, ante una compañía profesional que, desde su creación, en 1996, ha roto barreras. “Antes, el trabajo artístico con personas con discapacidad era algo lúdico y, como mucho, terapéutico, pero para nada profesional”, añade Cantero, quien señala cómo la compañía, a su juicio, ha logrado demostrar que las personas con diversidad funcional “tienen otras capacidades que son muy válidas para el trabajo artístico”.
Teatro Paladio surgió en 1996, fruto de un curso de formación teatral, financiado con la Unión Europea, con el apoyo de la Junta y la Fundación Anade, que aglutinó a otras dos compañías, de Francia y Portugal. Pepe Viyuela, Paola Dominguín o Fernando Domenec fueron algunos de los profesores de un curso que fraguó en el montaje teatral “El Café de Babel” que la entonces recién estrenada compañía giró por toda España, además de por Francia y Portugal.
El proyecto pretendía la empleabilidad a través de las artes escénicas, un objetivo que hoy está claramente cumplido. El siguiente paso se produjo en 2004, cuando Rocío Castro asumió la dirección de la compañía y sus integrantes constituyeron la Asociación Paladio Arte, una fórmula que permitía mayor autonomía en la gestión. Aquel mismo año la asociación creó la Escuela de Teatro Paladio, donde hoy se continúa en la formación teatral de actores con y sin discapacidad, concebida como la cantera de la compañía teatral.
Cantero, una de las primeras integrantes de Teatro Paladio, calcula que unas 350 personas han pasado en estos 20 años por la compañía, que ha llevado a los escenarios cerca de 14 montajes. En la actualidad, la compañía está integrada por nueve personas, mientras que en la Escuela están matriculados una veintena de alumnos.
La asociación, declarada de Utilidad Pública, presentó en 2007 un proyecto para constituir un Centro Especial de Empleo, una calificación que se otorga cuando el 75% de las personas contratadas tienen algún tipo de discapacidad. Desde abril de aquel año funciona este Centro, el único formado “al 100%” por personas con discapacidad que se dedican a la creación y presentación de espectáculos teatrales. “Tener un contrato era una posibilidad impensable para muchos actores y hoy es una realidad”, destaca Cantero. Se arrancó con siete contratos, aunque la crisis y, en consecuencia, el recorte de ayudas y la falta de recursos, ha forzado a reducir la plantilla a tres personas, que trabajan en la sala Teatrillo Paladio, en funciones técnicas, de personal de sala o de gestión.
Esta sala, cedida en su día por la Junta de Castilla y León, ocupa lo que fue el teatro-salón de actos del antiguo edificio Antonio Machado. En el año 2011 Paladio Arte y Anade, en colaboración con la Obra Social de Caja Segovia y la empresa Casper rehabilitaron el espacio para convertirlo en una sala de teatro. Es el espacio que acoge las representaciones del Festival Internacional Paladio Arte, que se celebra a finales de octubre y que el año pasado cumplió su décima edición. Unos 8.000 espectadores han asistido en este tiempo a un festival que ha permitido traer a Segovia a companías con actores de diversidad funcional procedentes de lugares tan alejados como Senegal o Venezuela.
Con el fin de contribuir al mantenimiento de los puestos de trabajo de las personas con discapacidad, Paladio se lanzó, en 2013, a realizar una programación estable en Teatrillo Paladio. Gracias a “Los Sábados al Teatro”, unos 4.500 niños han pasado por sus instalaciones para disfrutar de numerosos espectáculos de teatro infantil.
Sobre la celebración del 20 aniversario, Cantero anuncia el propósito de la asociación, que preside Raquel Herrero, de realizar una programación específica para el aniversario, aunque “se podrá hacer más partícipe a la sociedad en general dependiendo del presupuesto que tengamos”. No obstante, su prioridad reside en recabar ayudas para incorporar un elevador en el Teatro Paladio. “Tenemos personas en la Escuela que van en silla de ruedas y no pueden acceder al escenario”, dice Cantero, que se declara “muy orgullosa” de lo conseguido por Paladio tras dos décadas de existencia.