La Plaza de Santa Eulalia, corazón del arrabal medieval de Segovia, tiene la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de conjunto histórico, desde septiembre del año pasado. En su entorno se encuentra una casa levantada en el año 1941 en el número 7 de la calle de la Muerte y la Vida, que hace esquina con la plaza, objeto de controversia porque la propiedad ha solicitado al Ayuntamiento licencia de derribo y el Colegio de Arquitectos aboga por la conservación de los valores que atesora como ejemplo de arquitectura racionalista y obra singular del arquitecto Manuel Pagola.
En esa misma Plaza de Santa Eulalia, pero haciendo esquina con la calle de San Antón, se encuentra el palacio en ruinas de los Buitrago, con elementos protegidos de los siglos XV-XVI, otro inmueble objeto de controversia, en este caso por el largo expediente de litigios entre el Ayuntamiento y la propiedad, el último de ellos un recurso presentado la semana pasada por la última contra el inicio de las obras de emergencia que el gobierno municipal quiere acometer de manera subsidiaria para preservar su valor patrimonial.
La concejala de Patrimonio Histórico, Clara Martín, comenta que, entre las alegaciones del Colegio de Arquitectos para mantener ese ejemplo de arquitectura racionalista de la plaza, señala que forma parte del citado conjunto histórico y advierte que es así solo por el espacio en el que se encuentra “pero no es un edificio que se tuviera en cuenta —por la Consejería de Cultura y Turismo— en la declaración de BIC, que se otorgó en función de la arquitectura del siglo XV y XVI, cuyo mayor exponente es el palacio de los Buitrago; con lo cual, su sustitución o no, para nada interfiere en esos valores patrimoniales”. Sí recalca que la legislación en materia de patrimonio cultural establece que cuando se sustituya un edificio que no interfiere en esos valores, el nuevo que se levante tiene que cumplir también esa premisa.
Por eso, insiste Martín, el Ayuntamiento de Segovia está actuando de forma diferente en cuanto a la conservación de estos dos edificios y siempre de acuerdo con la normativa urbanística y de protección de patrimonio cultural en vigor en este momento.
La responsable municipal sí reconoce que la demolición de edificios en un conjunto histórico declarado BIC tiene que contar con el visto bueno de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural, está dentro de su competencia, pero esta autorizó el derribo que el colectivo de arquitectos de la provincia quiere evitar.
Recuerda también Martín que el Plan Especial de Áreas Históricas de Segovia (PEAHIS), y por lo tanto su Catálogo Arquitectónico, es un documento elaborado por el Ayuntamiento pero que ha sido aprobado por la Junta a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural, cuyos técnicos, además, participaron en su tramitación.
No en vano, la obligatoriedad de contar con este planeamiento para la ciudad histórica la marca la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León.
En resumen, con la normativa vigente, el primero de los inmuebles no tiene protección y, por lo tanto, está abocado a desaparecer salvo un cambio de criterio de sus propietarios, mientras el Palacio de los Buitrago está protegido como integrante del citado Catálogo Arquitectónico y por su valor patrimonial reconocido expresamente en la declaración de BIC de la Plaza de Santa Eulalia.
La Concejalía de Patrimonio Histórico prevé que las obras de consolidación urgentes, que inicialmente iban a comenzar el pasado mes de marzo, finalmente lo hagan la semana que viene, “ya que están avaladas desde el punto de vista jurídico porque la propiedad no ha cumplido con el deber de conservación”, según Martín.
