Las villas y pueblos medievales tienen magia. Irradian un poder que ejerce un atractivo especial. Las calles empedradas, las murallas, los castillos son testimonios muy vivos de una historia que marcó a España y que todavía está muy presente en la arquitectura de pueblos como algunos del País Vasco, como destaca National Geographic en algunas de sus publicaciones.
Al mirar los castillos, la imaginación se puebla de rituales, banquetes en grandes salones iluminados por antorchas, mesas repletas de alimentos, música de trovadores acompañando la fiesta. También se evoca la figura del señor feudal rodeado de sus caballeros y cortesanos, mostrando su poder desde su castillo que domina el pueblo.
Frente a las murallas, se puede imaginar la vida de los guardias vigilantes, la de los sirvientes atendiendo a sus señores, y las rutinas para defender el territorio. Las vivencias son una mezcla de romanticismo y realismo que causa fascinación.
Laguardia: una villa única en el escenario medieval español
Todas las villas medievales españolas tienen su encanto. Pero hay una que destaca por sus características únicas. Laguardia, ubicada en Álava (País Vasco) se destaca entre las decenas de pueblos medievales conservados.
Fue fundada en el siglo X con fines defensivos. Se levanta sobre una elevación natural, una especie de atalaya que le otorga una visión panorámica estratégica. Su casco histórico conserva murallas, iglesias y torres que hablan de su pasado militar y religioso, propio de la época.
Sin embargo, es lo que no se ve en la superficie lo que determina esa exclusividad y originalidad de Laguardia. Los suelos empedrados que el habitante o el visitante pisan son también techos de un laberinto de más de doscientas bodegas subterráneas y de restos arqueológicos.
Prohibidos los vehículos en Laguardia
En el casco histórico de Laguardia no circulan vehículos. Las calles, debajo de las cuales maduran los vinos, no permiten el peso de un coche. Es un pueblo de un urbanismo muy particular, que ha determinado un estilo de vida especial.
La popularidad de Laguardia se debe también a que es la capital de la Rioja Alavesa, que refuerza su identidad vinculada al vino. Sin duda la tradición vitivinícola ha marcado la economía y la cultura de este municipio del País Vasco.
El aroma del vino durante todo el año perfuma el ambiente. Es una villa referente del enoturismo en España.
¿Qué encuentra el visitante cuando recorre Laguardia?
La arquitectura es típicamente medieval. La Iglesia de Santa María y la Iglesia de San Juan, son claras muestras de la presencia religiosa en el lugar.
Se destaca la Torre abacial, que sirvió de defensa de la villa, se atribuye a un monasterio que ya no existe. Una plaza con el reloj de carrillón, el ayuntamiento, que en el siglo XVI también era carnicería y cárcel, la Casa Palacio Samaniego, en la que vivió el escritor reconocido por sus fábulas, son otros de sus atractivos constructivos.
Un dato sorprendente: una excavación realizada en 1998 fue revelando una parte de la historia oculta bajo tierra de Laguardia. Vestigios del cementerio y de un aljibe, fueron indicios relevantes para los antropólogos.
En las excavaciones apareció un estanque construido hace 2100 años, en la Edad de Hierro. Con una capacidad de 300.000 litros, es considerado el mayor de su época. En la actualidad es parte de un museo.
¿Cómo se entra a las bodegas?
Las bodegas son un atractivo muy especial de Laguardia. Entre las más conocidas se encuentran la bodega el Fabulista y la Casa Primicia. Esta última, ubicada en el edificio más antiguo del pueblo, es la primera bodega de la comarca de la Rioja Alavesa.
Para acceder a los calados o bodegas subterráneas, hay que entrar a través de viviendas, bares o bodegas familiares que las gestionan. En estas visitas se recorren los pasadizos y se conoce el proceso del vino durante siglos.
Actualmente, la historia se ensambla con la mirada innovadora, de bodegas jóvenes que aprovechan las condiciones de los viñedos del lugar y la sabiduría de muchos años para crear excelentes vinos.
En Laguardia no hay tiempo para el aburrimiento. Cada paso es un encuentro con la historia y una sorpresa que alimenta el espíritu y el conocimiento.
