“La ocasión la pintan calva”, es decir, que no se pueden desaprovechar las buenas oportunidades. He aquí uno de los miles de refranes castellanos tan expresivos y tan oportunos en muchas ocasiones, como la de ahora. No es mi comentario el primer escrito que últimamente se publica sobre el tema, pero lo considero tan oportuno, que es momento de “arrimar el ascua a la sardina”, según otro de los dichos populares.
Y es que la Plataforma en Defensa del Hospital Policlínico tiene toda la razón, pese a quien pese. Su insistencia –que a veces pudiera ser machacona, pero que es plenamente justa- me trae a la memoria un hecho curioso: Cuando se comenzó a hablar aquí de la posible construcción de un nuevo hospital, el entonces director del Policlínico reaccionó de forma totalmente contraria al proyecto. Y miren por cuando, hoy tenemos el Complejo Hospitalario y hay que seguir insistiendo en que ahora, y remarco más lo de ahora, se demuestra que hacían inexcusablemente falta los dos.
Es oportunísimo, desde luego, que la Plataforma se muestre, incluso exigente, con los políticos que nos representan, pero yo voy a más, porque creo que para máximo apoyo de estas reivindicaciones tienen que sumarse a ellas, con toda fuerza, con toda franqueza y con toda seriedad, los demás órganos de gobierno, y lo traduzco en Ayuntamientos de la ciudad y de los pueblos, Diputación, Subdelegación del Gobierno, Delegación de la Junta, sindicatos, partidos, asociaciones vecinales, más todas las instituciones sanitarias, como ya algunas lo están haciendo. Quiero decir que hay que provocar un “clamor general”, porque hasta la fecha ha habido muchas escapatorias amparándose en justificaciones que no puedo señalar, porque no estoy en el fondo del tema, como sí lo está la Plataforma. Pero es imposible callarse después de que, una vez conseguida esa carpa de pseudo hospital para quedarse solo en una muestra de la eficacia del Ejército, la tarea no haya sido continuada por los que tenían que completar la obra.
Y así nos va; todos van por delante, no sé si por preferencias, por amistades o por recomendaciones, pero seguimos quedando siempre en el furgón de cola. Y mucho me temo – sin querer ser pesimista- que en esa posición vamos a continuar.
Si hubiera buenas intenciones por los que pueden tener la solución en sus manos, no sería muy difícil que se solucionaran y salvaran los problemas que algunos dicen que existen para hacer realidad el sueño de que el Policlínico vuelva a ser un centro sanitario, aunque con el deseo de que no vuelva a ser preciso ante una situación tan calamitosa como la que estamos viviendo…Y que poco a poco se va alargando, hasta el punto de que nadie ya se va a atrever a poner la “mano sobre el fuego” en cuanto a duración de estas reiteradas “revisiones” de plazos…que siguen y siguen.
La experiencia que estamos viviendo deberá ser una lección para los dirigentes actuales y para los que puedan sucederles, porque de estas actuaciones se podrán sacar muchas consecuencias y poco a poco poder ir señalando responsabilidades.
Los historiadores del mañana podrán poner en su sitio algunas cosas y algunos comportamientos. Y esto me lleva a recordar una canción muy popular que pertenece a la tan conocida zarzuela “Luisa Fernanda”, que con música del maestro Federico Moreno Torroba, y que protagoniza el personaje de Vidal en un diálogo cantado con Carolina:
“Hubo un hombre en mi lugar/ que se creyó golondrina. / Un día se echó a volar/desde lo alto de una encina. /Bien se puede suponer/cómo acabó la proeza:/sobre un hito fue a caer/y se rompió la cabeza”
No soy quien para buscar semejanzas, ya que será el amable lector el que pueda pensar libremente sobre ello.
P./D. Mi homenaje y respeto para los transportistas, cuya valiosísima colaboración está un poco silenciada.
