Dicen que solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, y es una realidad. La tradición asegura que la frase es consecuencia del odio que su padre tenía a la santa por haberse convertido al cristianismo, y fue él mismo quien la degolló; inmediatamente después, un rayo acabó con la vida del ejecutor. Y de ahí el dicho.
Bueno, como suele decirse, “a lo que iba”: Iba precisamente a decir que ahora, cuando hemos visto las dificultades y la precariedad de algunos servicios y la necesidad de contar con alguna unidad sanitaria complemento de la existente, es cuando todos —pacientes, sanitarios…y algunas autoridades— nos damos cuenta de esta necesidad. Y unos piden la rehabilitación del antiguo Policlínico, otros la construcción de un nuevo hospital…Pero esto último, ¿cuándo llegaría? ¿Allá por el 2030 ó 2040? ¿Y habrá que combatir antes a algún otro maligno virus?
Para tratar de ganar tiempo —si la cuestión del Policlínico no se “arreglara”— quizá también fuera posible —de poder disponer del suficiente terreno— pensar en una nueva ampliación del actual Complejo Hospitalario, en orden a las mayores necesidades del mismo, como por ejemplo nuevas habitaciones, nuevos quirófanos, nuevas salas, etc. etc. Esto, aunque también supondría un coste importante, quizá fuera más asequible para la tesorería de la Junta e incluso más fácil para conseguir una ayuda del Estado. Y la solución sí podría llegar en mucho menor tiempo. Ahora, eso sí, el punto radica en el interés de los que tienen en su mano el poder llevarlo adelante. Y hacia ese punto habría que dirigir todas las demandas de políticos, organismos, servicios, organizaciones…Ahora, representantes de todos partidos claman por esta cuestión ¿no? Pues, a ver quién da la cara, y no solo los de una orilla, sino también los de la otra, y los del centro, y los de más allá…
Todo esfuerzo posible es necesario antes de que haya que volver a esperar a que todas las comunidades estén en la fase 1, como ha ocurrido, para que el Gobierno “se anime” a declarar luto oficial…cuando vamos camino de los ¡40.000 fallecidos, según “otras” estadísticas!; una auténtica tragedia humana. Pero a pesar de esta tragedia, no veo a algunos de los máximos gerifaltes llevar corbata negra, incluyendo a los que dicen que es mejor no ponérsela, aunque sí alguna señora ministra luce… pulsera con colores republicanos. Porque el número de víctimas del virus es para tenerle muy presente en el comportamiento social, en la conciencia, en la memoria y en la oración, aunque algunos no crean en ella.
Otra necesidad que precisamos en este país es la cordura y el compromiso formal ante la sociedad. Porque hay circunstancias contradictorias como, por ejemplo, que mientras cientos de vehículos recorren las calles protestando contra una gestión gubernativa, el máximo titular y responsable de ella ocupe las pantallas televisivas para proclamar el luto nacional, abrir las perspectivas al turismo (¿por qué no se lo dice directamente a su ministro tan opuesto al tema, según sus palabras?), abrir los campos de futbol y…dejar que los extranjeros vengan a España sin cuarentena, al ver que ha habido otros más espabilados de fuera, e incluso de dentro, porque algunas autonomías ya vienen pidiendo desde antes medidas más abiertas para la atracción turística. Parece que un signo nuestro es llegar siempre tarde, porque incluso llegamos a destiempo en el tan traído y llevado tema de las mascarillas que, tras proclamarse su inutilidad, se acabó reconociendo que si antes no fueron obligatorias fue porque no había existencia. Esto ya lo imaginábamos la mayoría, pero como los expertos sanitarios se complacían en largarnos unas cuantas mentiras…
Lamentablemente, parece que entre nosotros todavía hay mucho irresponsable en su uso, sin tener en cuenta que puede valer para proteger a los demás y protegernos nosotros mismos.
Episodios, diríamos pintorescos si no fuera porque constituyen, repito, una auténtica tragedia humana, éstos que se vienen sucediendo en España por causa del maligno virus; episodios que un día venidero quedarán bien grabados por algún historiador honrado, en ese libro que contiene en su regazo la bella escultura de mármol blanco que, representando a la Historia, está al pie del expresivo conjunto escultórico que en recuerdo del 2 de Mayo de 1808 cinceló nuestro gran Aniceto Marinas para el jardín de acceso al Alcázar. Un conjunto monumental que bien merece ser conocido siguiendo la minuciosa descripción del mismo que hizo el poeta José Rodao y que Antonio Horcajo recoge, íntegramente, en su documentado y brillante libro sobre la biografía de nuestro escultor.
