En el comentario de la pasada semana hacía una leve alusión al mal estado del firme de la mayoría de las calles de la ciudad. El tema, naturalmente, se presta a ser continuado, con la esperanza de que algún día nuestros máximos representantes decidan, repito también ahora, “tomar el toro por los cuernos” y pensar de una vez en la forma de arreglar el asunto.
No sé si los integrantes de la corporación municipal pasean por la ciudad en alguna ocasión. Supongo que sí y que sentirán las mismas molestias que en los pies sufrimos el resto de ciudadanos y, como es lógico, los miles de visitantes que llegan a esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad, y de la que es seguro se irán con los pies “bastante recalentados”. Y ello a pesar de utilizar calzado de último modelo y especial para caminar.
Por eso, si los responsables de la comodidad y “movilidad” en Segovia pasean por ella con sentido realista y crítico, deberían darse cuenta (¿o se la dan y “pasan” del tema?) de lo incómodo que es patear, caminar por una gran mayoría de calles y plazas sin sentir molestias en las plantas. Y hay que tener en cuenta que si van a prohibir el paso de más y más automóviles por diferentes lugares, obligarán a muchos más a ir a pie, porque eso de las bicicletas no parece que sea recurso muy bueno, al menos no veo que los concejales las usen mucho.
Bien. Del tema que hablo no solo está afectado, y muy gravemente, el que llamamos casco antiguo o recinto amurallado. Si “salimos” de él, también en la mayoría de los barrios hay motivo para quejarse del mal estado del pavimento. Podríamos exceptuar esas zonas nuevas como la Nueva Segovia y la de la Comunidad y Tierra, por más recientes, claro, pero en las que, si no se cuida el tema, el paso del tiempo irá produciendo desgaste también en los pavimentos.
No quería referirme directamente al casco antiguo, porque enseguida se pensará que me afecta por ser vecino de él, pero lo cierto es que hay zonas verdaderamente incómodas y dañinas para el peatón, y muy especialmente en las calles y plazas donde predomina la presencias de los borrillos, palabra no incluida, como se sabe, en el diccionario de la RAE, pero que sí recoge Tomás Calleja en su libro “Contribución al estudio del vocabulario segoviano” como similar a “canto rodado”. Me refiero concretamente a la plaza de San Esteban y aledaños, plaza de San Sebastián y aledaños, plaza de San Juan de los Caballeros y aledaños, a la calle del Obispo Gandásegui en su proximidad al Acueducto, a la acera de la calle de San Valentín, por ejemplo, por las que el paso es angustioso por culpa de los grandes baches y la pérdida de numerosos borrillos que saltaron de sus lugares primitivos. Y por no verter cemento sobre esas aceras de borrillos.
No todo lo que cuento soy el único que lo “recuerdo”, porque algunas alusiones anteriores he leído, no solo en este periódico, sino también en otros medios locales, pero como mi propósito al responsabilizarme de esta sección semanal fue el de tratar y comentar sobre todo lo que se produzca y ocurra en Segovia y precisamente desde dentro, es decir, “desde la misma Segovia”, sea positivo o negativo (¡lástima que se impone más la crítica que la alabanza!), pues aquí estoy haciendo honor a mi propósito.
Sin malicia, aunque a veces pueda parecer lo contrario, pero sí con firmeza, me refiero, creo que con respeto lo vengo haciendo, a los “afectados”, en los que, lamentablemente, en pocas ocasiones se encuentra respuesta realista. Sólo basta con echar una ojeada a las “grandes intervenciones” que se hacen en la ciudad, frente a las “menudencias” que cuentan con mejores intenciones y mayores favores. Y eso que, según las fotografías que se insertan en los medios, la máxima autoridad municipal está presente en casi todos los acontecimientos que hay en la ciudad, lo que hace pensar que a alguno de ellos irá caminando y también sufrirá en sus pies lo que el resto de ciudadanos.
Bueno, terminemos dando una nueva vuelta por las calles de Segovia, donde nunca faltará tema para seguir escribiendo. Y a ver si los responsables se animan a “visitar” más la ciudad a pie para observar sus defectos (y alguna que otra virtud, por supuesto) y poner remedio cuanto antes. Porque venimos teorizando mucho desde hace tiempo y tratando de dar la sensación de que “se hacen cosas”, pero…
