Estamos a punto de terminar las Navidades “oficiales”, aunque en sentido espiritual se dice que cada día es Navidad en los sentimientos de los creyentes. Y ahora, a recibir el nuevo añito, este 2020 que es bisiesto y, por tanto, tendrá 366 días. Si la cosa discurre bien en su transcurso, bueno, pero si empieza a torcerse, habrá que aguantar un día más por esa su condición de bisiesto.
No seamos malos augures y pongamos el pensamiento en la confianza de que todo irá mejor. Aunque, de momento, la incógnita está sobre nuestras cabezas y la miramos con cierto temor…en todos los sentidos.
Como también está la incógnita en los vecinos afectados (dudo si poner beneficiados) por el ARU de San José, que quieren conocer el alcance de lo que se va a hacer en la tercera fase. Parece que tienen un poco la mosca a la oreja ante comportamientos municipales en otros planes similares, aunque con otros nombres. Y como es natural, no quieren exponerse a sufrir consecuencias parecidas. Máxime cuando también ahora se asegura que va a llegar en firme ese PEHAIS tan irregular que ha venido provocando tanta incertidumbre, opiniones en contra y opiniones a favor, claro está. Como ocurre en los toros cuando unos piden la oreja y el resto de espectadores, no.
Por cierto, ahora que menciono a los toros, como aquí “somos” muy estrictos en algunas materias, y en eso de proteger a los animales de las distintas especies parece que vamos por delante de muchos, recuerdo que desde hace algunos años el Ayuntamiento no ve con buenos ojos apoyar las corridas en la centenaria plaza de nuestra ciudad, para “proteger a la especie”, y la empresa titular tiene que apencar con todos los riesgos. Pues bien, miren por cuanto que estamos yendo contra una costumbre que en Segovia era más que centenaria, según se descubre en un libro que acaba de publicar Gonzalo Santonja, director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y bien conocido en la provincia. El título de esta su más reciente publicación es “Los toros del Siglo de Oro. Anales segovianos de la fiesta”. Rebela investigaciones que acaba de realizar y que descubren, por ejemplo y entre otras cosas, que un tal Juan Pérez Borregón, “agente y contador”, como encargado de organizar los festejos taurinos de la ciudad, presentaba al Municipio unas puntualísimas cuentas sobre estos festejos celebrados aquí nada menos que entre 1634 y 1679. Que ya ha llovido desde entonces, aparte de lo que últimamente nos vienen trayendo estos ciclones de nombres tan variados que soportamos, aunque en nuestra provincia, a Dios gracias, no han causado las graves devastaciones que provocaron en otras.
Podrían invitar estos hallazgos a que se reconsiderase el tema de los toros en algún pleno municipal, y que sin dejar de ser buenos amantes y protectores de los animales, se pudiera pensar en revocar algunos acuerdos relacionados con el tema. Aunque me temo, por la cerrazón propia de muchos munícipes, que la cosa no va a tener éxito y que, por supuesto, no se leerá el libro para poder extraer de él algunas nuevas consideraciones.
En fin, no empecemos a “dar guerra” y a molestar a algunas conciencias municipales, y dejemos constancia de una buena noticia con la que va a terminar el año. Porque responsables de la UVa en nuestra ciudad han anunciado que se va a reponer en el nuevo edificio universitario la puerta de piedra que daba acceso a la desaparecida histórica Fábrica Real de Paños de Ortiz de Paz, que existió en estos terrenos antes de que “los dominaran” las instalaciones del también desaparecido cuartel del Regimiento de Artillería número 41.
Al parecer, la puerta se va a reponer mirando a la calle del Coronel Rexach, donde estuvo, para dar acceso al patio superior del recinto estudiantil.
La noticia me trae a la memoria que las piedras de esta histórica portada fueron encontradas hace algún tiempo, olvidadas en unos terrenos no muy lejos de la ciudad, por dos personas muy “aficionadas” a investigar sobre su destino, y a quienes me referí en uno de estos comentarios en el momento que se produjo el hallazgo: El historiador Francisco Javier Mosácula y el coronel Diego Quirós Montero, secretario de la Asociación de Amigos del Patrimonio. Ahora verán recompensado su interés en la búsqueda de aquellas piedras que, aunque piedras, son históricas.
Antes de terminar, una efusiva enhorabuena y agradecimiento a todos los grupos musicales que en uno u otro lugar de la ciudad, nos han recordado el espíritu navideño del pueblo con la interpretación de los entrañables villancicos “de siempre”, que hemos aplaudido y coreado.
