Mes de diciembre de 1990. Dos potentes grúas intentan colocar la techumbre del Polideportivo Municipal de Segovia. Era una operación de filigrana para encajar uno de los últimos ‘retoques’ y dar utilidad a lo que sería el pabellón deportivo con más capacidad de la ciudad, 2.000 espectadores. Se construía en una de sus zonas de expansión de la capital, en Nueva Segovia. Hubo quien afirmó que aquel recinto no se llenaría nunca, que era demasiada instalación, que estaba muy lejos del centro, que….
De lo descrito han transcurrido 31 años. El recinto había cumplido mayoría de edad, había albergado grandes gestas deportivas, atraído a miles de espectadores… cumpliendo así con la misión que llevó a su construcción.
Pero la vida… La vida da muchas vueltas y un mal día apareció en las nuestras una palabra nueva: COVID. Aún revolotea a nuestro alrededor. Necesario fue para parar el mal y frenar la muerte, buscar lugar amplio para acoger a quien, a través de una vacuna, poder hacer frente a tan fatal epidemia.
Se miró al horizonte y ‘apareció’ el recinto deportivo descrito. Miles de segovianos/as, incluidos quienes nunca habían visitado la instalación y un gran número de sanitarios, ocuparon buena parte de los habitáculos. La cancha para los test, las instalaciones de la primera planta para vacuna… Fue así que aquel escenario que con el dinero del ciudadano se creó para su solaz, se puso al servicio de una desigual lucha contra la muerte por el virus.
Lucharon vida y muerte en singular batalla…’ ( De la Pascua Católica). Ganó el equipo de la VIDA.
