Cuando uno hace balance de su gestión, lo normal es que destaque lo que considera positivo, pero que se haga sin mencionar algún aspecto negativo y más, cuando hablamos de personas, me parece de una miseria moral impresentable; pero visto lo visto, qué podemos esperar de alguien como Sánchez, que no deja de mentir, engañar y ocultar la realidad. Esto no es digno y por ello, después de ver ayer el balance de Sánchez, no me queda más remedio que destacar algunas de las cosas que él no dijo, que son verdades y realidades y que Sánchez no ha tenido la más mínima catadura moral en mencionar y, que conforman también nuestra realidad.
Quiere modificar la Ley de Seguridad Nacional, asumiendo el control absoluto sin ningún órgano que le pueda controlar a él, y además, dejando indefensos a los ciudadanos, al poder disponer de todos sus bienes y pertenencias, sin el más mínimo recato y sin derecho alguno a cualquier posible indemnización.
Quiere controlar a las autoridades independientes (Banco de España, Comisión del Mercado de la Competencia, de la del Mercados de Valores, del Consejo de Transparencia, Seguridad Nuclear, etc.), organismos reguladores que están para garantizar la estabilidad de los países democráticos, siendo especialmente peligrosas las propuestas del PSOE en el Congreso, orientadas a limitar la independencia e imparcialidad de estos organismos, en lugar de ayudar a reforzarlos, que es para lo que se ha creado la subcomisión en el Congreso.
Es el Gobierno, que en tan solo tres años, ha superado todos los niveles de oscurantismo, falta de transparencia e información según el Consejo de Transparencia (uno de los órganos de control que quiere cargarse).
Ni una sola mención a los fallecidos por el COVID, ni de sus familiares.
Ni de los cuatro millones de desempleados; ni de los seis millones de españoles en pobreza severa o de otros 4,5 millones de españoles en pobreza extrema; ni del millón de familias que no pueden llegar a final de mes; ni del millón de familias que tienen a todos sus integrantes en paro, ni de las inmensas colas del ‘hambre’ existentes en España, y que el presidente Sánchez no quiere ni oír hablar de todos ellos.
Que no gobernaría con Podemos, y no sólo con ellos, sino además con Bildu y separatistas.
Que no habría indultos y que cumplirían sus condenas.
Que no subiría el precio de la luz y no sólo eso, sino además, con una inflación del 6,7%.
Lideramos el ranking de las peores cifras económicas de todos los países desarrollados. Que debemos cada español 5.000 euros más desde que gobierna Sánchez; España es el país de todo el mundo desarrollado que más se ha visto afectado por la pandemia y que más está tardando en recuperarse y más va a tardar.
Que no tiene ni quiere ninguna relación con el líder de la oposición Pablo Casado. Las malas relaciones con Marruecos y Argelia, no hacen sino que padezcamos oleadas de inmigrantes y aumento de la subida del gas.
Los presupuestos aprobados están hechos con previsiones falsas, y por ello ni los ingresos se cumplirán y los gastos se desbordarán.
De los fondos europeos, que ya deberían estar activando la economía, siguen sin control en la concesión, ni transparencia en la nula ejecución. De los 19.000 millones de euros recibidos, tan sólo 4.485 millones están llegando para su uso.
No hay ni cogobernanza ni ley de pandemias; el Gobierno se lava las manos y les echa la responsabilidad a las comunidades autónomas, siendo incapaz de abastecer con suficiencia las necesidades de las comunidades.
Las subvenciones y ayudas no llegan a los más débiles (ingreso mínimo vital), ni a las pymes, ni comercios, ni autónomos, ni a los palmeños. Ni un euro a ninguno de ellos, pese a la multitud de promesas.
En fin queridos amigos, muy Feliz Año para todos y mis mejores deseos de un buen despertar, de esta pesadilla de Gobierno.
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(*) Diputado del Partido Popular por Segovia.
