Subida en la rama de un frondoso árbol y casi perfectamente mimetizada con el entorno, una joven guatemalteca posa para la cámara del fotógrafo segoviano Alberto Benavente con la esperanza de que su imagen llegue a los ojos de su ídolo musical, el cantante Bertín Osborne, y pueda concretarse de forma virtual un encuentro que ella intentó concretar en persona y que no pudo conseguir al ser expulsada de España nada más bajarse del avión al no contar con el preceptivo visado de entrada al país. Esta imagen forma parte de la selección de 20 fotografías que Benavente expone en la Casa Joven hasta el 30 de septiembre en una muestra titulada «Otras formas de viajar» con la que pretende trasladar la realidad de Guatemala, un país que conoce bien y al que viaja regularmente desde hace más de cinco años.
Para Benavente, el país centroamericano es «una mezcla de culturas fascinante» que atrapa al visitante desde un principio, y que ha tratado de plasmar a través de las fotografías que pueden verse en la exposición. Así, la muestra refleja escenas de la vida cotidiana en varias ciudades guatemaltecas, a caballo entre el documento gráfico y la composición artística que facilitan al espectador una imagen real pero no edulcorada de la realidad en el país.
El fotógrafo asegura que Guatemala es un país donde se vive «la pobreza real», aunque sus habitantes cuidan mucho que no trascienda al exterior. De este modo, se da la paradoja de ver a personas «con una imagen exterior impoluta que aparenta una buena situación económica y al entrar en sus casas ves que duermen en el suelo sobre mantas y cartones».
Entre los contrastes que Benavente destaca de la vida en el país, subraya el profundo sentimiento religioso de los guatemaltecos, que se opone al elevado índice de criminalidad en un país en el que «una vida vale una bala». Las «maras» -organizaciones criminales juveniles- controlan y lideran las ciudades y son las que otorgan y retiran privilegios a sus miembros en función de su valor ante la muerte, lo cual convierte algunos barrios y pueblos en «verdaderos focos de peligro».
El fotógrafo conoció Guatemala a través de su trabajo en la oenegé «Tiempo de Esperanza», que cooperar en este país con el Programa Comunitario Futuro Vivo, que promueve la educación y el desarrollo integral entre las familias en situación de vulnerabilidad social, impulsando procesos de organización y participación activa de las familias integradas al programa. En este sentido, Tiempo de Esperanza lleva a cabo labores de sensibilización de la población y captación de fondos para garantizar la sostenibilidad y continuidad del programa comunitario. En breve, esta oenegé llevará a cabo acciones destinadas a buscar el apoyo de los segovianos.
