El Atlético de Madrid deberá jugarse el título de Liga en la última jornada frente al Barcelona después del empate cosechado ayer ante el Málaga (1-1), un duelo en el que el equipo rojiblanco rondó la gloria durante los últimos veinte minutos, pero acabó rendido a los reflejos de Willy Caballero.
El Calderón recibió a su equipo abarrotado y respirando aires de gloria, enfebrecido para empujar a los suyos en el último partido de la temporada en casa antes de las grandes batallas que aguardan en Barcelona y Lisboa. En un escenario de fiesta, el único obligado a verlo entre bambalinas fue Diego Costa, definitivamente fuera de la lista por lesión.
Su puesto en la alineación fue para Villa, que disfrutó de la mejor ocasión en la primera parte. Fue al cuarto de hora, cuando Raúl García peinó para el asturiano, que le ganó el duelo a Caballero. Fue la primera brecha en la zaga de un Málaga ordenado y entonado que, supuestamente, solo jugaba por el honor. Samuel y Amrabat buscaban las cosquillas por las bandas, pero sus arañazos se convirtieron en cosquillas a la hora de filtrar el último pase ante una defensa rival sin el sancionado Godín y con Alderweireld ganando nerviosismo con el paso de los minutos.
A partir de la media hora de juego el partido de tiñó gradualmente de rojiblanco a medida que el equipo local ganó la partida en el centro del campo. Dos oportunidades consecutivas, la primera de Koke y la segunda de Raúl García llenaron la grada de lamentos. Tocaba esperar a la segunda parte.
Reanudación
En la segunda parte llegó el disparo a bocajarro a las ilusiones locales, en una jugada cómica para un entrenamiento que la magnitud del partido elevó a la categoría de tragedia. En un balón interior que parecía cómodo para la zaga, Samuel surgió de la oscuridad y se regaló un autopase ante la mala salida de Courtois y anotó a puerta vacía el primero de la tarde.
Para entonces, Simeone ya había introducido en el campo a Adrián y Sosa e instantáneamente apuró los cambios con 20 minutos aún por disputar, quemando los naves sin dudarlo. Quedaba un cuarto de hora y el Calderón se enfurecía en busca del gol definitivo, de la jugada que podía coronar campeón al ‘Atleti’ de nuevo.
Sin llegar a arrinconar a un Málaga, el conjunto ‘colchonero’, puro corazón, se quedó a un milímetro del ansiado gol. Primero fue Sosa con un lanzamiento de falta que cantó medio estadio tras golpear en el lateral de la red y, ya en el tiempo de descuento, un disparo enroscado de Adrián topó con la palomita de Willy Caballero, juez inesperado de una Liga histérica que vivirá un épico capítulo final en Barcelona.
