El tiempo apremia: el próximo jueves, Estados Unidos podría quedarse sin dinero. Si hasta entonces no se eleva el techo de deuda, la suspensión de pagos amenaza a la primera economía del mundo. Nadie quiere pensar que eso vaya a ocurrir, pero la incertidumbre aumenta. A pesar de los últimos movimientos, por ahora, no se ha conseguido un avance en esta crispada disputa. Tanto demócratas como republicanos no están dispuestos a ceder y con esta postura están poniendo en riesgo la recuperación financiera en el resto del planeta, según aseguró el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría: «El actual bloqueo en EEUU amenaza de forma totalmente innecesaria el crecimiento y la estabilidad no solo en la economía estadounidense sino en la mundial».
Y ayer las posiciones seguían enrocadas, tal y como informó el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, quien adelantó a sus compañeros de partido que la reunión que se celebró por la mañana había finalizado sin llegar a un acuerdo con los demócratas. En este sentido, especificaron que quieren negociar directamente con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y que tienen para él una «nueva propuesta» que presentarán como muy pronto hoy.
En realidad, tanto progresistas como conservadores han entrado en la cuenta atrás, ya que si no se aumenta el techo de deuda, habrá que recortar gastos entre mediados de octubre y mediados de noviembre por valor de 78.000 millones de euros o, lo que es lo mismo, cerca del ocho por ciento del rendimiento económico mensual.
«En vista de estos costes potenciales, uno opinaría que ninguna persona en sus cabales va a asumir ese riesgo y con ello a apostar a bloquear el aumento del techo de deuda. Pero esa es justo la realidad política en Washington», explicaba el economista de Unicretid Harm Bandholz.
«Más allá de todas las luchas de trincheras políticas, al final habrá que adecuar el techo de deuda de forma que se evite la cesación de pagos, la primera en la historia de EEUU», señaló Michael Klaus, del banco privado Metzler. Pero esta incertidumbre ya está provocando estrés en los mercados financieros: todo sube y baja según la evolución de las negociaciones.
Tras el desencuentro de ayer, Boehner ordenó a los representantes republicanos que regresen a sus respectivos Estados, a la espera de que la Casa Blanca reaccione a la nueva propuesta. En cualquier caso, no se esperan progresos al menos hasta mañana. Mientras, el mundo contiene la respiración.
