El ex portavoz de Batasuna Arnaldo Otegi aseguró ayer que, si ETA diera por terminada su tregua tras la formación de un «bloque soberanista» en el que se integrara EA y cometiera un atentado, la izquierda abertzale se estaría «suicidando políticamente». «Además, el país se marcha del país; y la gente se sentiría frustrada y engañada», señaló durante su declaración en la primera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Nacional por la reconstrucción de la ilegal Batasuna a través de Bateragune.
«¿Cómo le metemos a nuestro pueblo en semejante embarcada?», se preguntó a continuación el ex dirigente independentista, que añadió que el éxito que Bildu cosechó en las pasadas elecciones municipales y que, a su juicio, «mejorará con el tiempo», corrobora el triunfo de la «ruptura» con la violencia adoptada por los abertzales.
Durante su declaración, Otegi se atribuyó el «cambio de estrategia» que, a su juicio, ha experimentado en los últimos meses ese mundo para sustituir la vía que combinaba «la violencia armada con la lucha política» por otra que tiene «un corte solo pacífico y democrático». «Si eso es delito, yo soy culpable», añadió, al tiempo que dejó otra perla: «No nos podemos jugar la liberación nacional a que haya una bomba mañana o dos pasado».
El batasuno, que a diferencia del resto de acusados contestó a las preguntas del fiscal, reconoció su «actividad política», y aseguró que sus planteamientos, que ya están «muy extendidos» en las bases de su entorno, son «absolutamente contrarios» y «radicalmente diferentes» a los de ETA.
Otegi, que reivindicó a lo largo de su intervención los «medios pacíficos y democráticos», no dudó en «rechazar activamente la violencia», lo cual, según reconoció, «rompe con una trayectoria también en el terreno personal».
El acusado, que se enfrenta a hasta 14 años de cárcel por un delito de integración en organización terrorista, afirmó que, hasta que fue detenido por orden del juez Garzón en octubre de 2009, no mantuvo ninguna comunicación con la dirección de ETA, y que el grupo de Otegi, como él mismo denominó a los acusados, conocía sus posiciones porque la organización las «iba haciendo públicas sus posiciones cada tres meses».
Tras admitir que la organización «forma parte de la izquierda abertzale y mantiene sus propias posiciones en los debates», se desmarcó de la banda, a la que perteneció durante años: «No necesito tener contacto con ETA, porque yo no participo en su estrategia político-militar. Sería un diálogo de sordos».
Otro punto interesante de la alocución del antiguo carcelero fue la explicación de la nueva estrategia, ya que surgió a partir del atentado contra la T-4.
En la misma línea se pronunció otro de los procesados, el ex secretario general del sindicato LAB Rafael Díez Usabiaga, que recalcó que lo que querían era «abrir el melón» del debate sobre el fin de la violencia en el seno de los abertzales.
Asimismo, la Audiencia Nacional aceptó que declaren como testigos cinco dirigentes de EA y Bildu para informar de la creación de «un polo soberanista» que concurrió el 22-M.
Desde el PP, la vicesecretaria general de Organización, Ana Mato, indicó que Otegi debe estar en la cárcel, pero que confía en la Justicia y en que el Gobierno «haga cumplir las leyes».
