En las paredes del osario de la iglesia de Santa María de la localidad vallisoletana de Wamba puede leerse la frase: “Como te ves, yo me vi, como me ves te verás. Todo acaba en esto aquí. Piénsalo y no pecarás”. El mensaje existencialista que rezuma parece cobrar mayor sentido en este tiempo de incertidumbre generado por la crisis sanitaria, donde el paso de la vida a la muerte ha sido y está siendo la terrible y dolorosa nota común para muchas familias.
Por eso, el día en el que la Iglesia recuerda a sus santos y las familias evocan la memoria de sus difuntos, tiene una especial connotación en este año de pandemia, donde las medidas de seguridad que las autoridades sanitarias han propuesto para evitar la hasta ahora irrefrenable curva de contagios, impide el normal desarrollo de una jornada en la que tradicionalmente los cementerios son el punto de encuentro de las familias que honran y recuerdan a sus seres queridos.
Desde el pasado 24 de octubre y hasta el 8 de noviembre, el Ayuntamiento de Segovia ha puesto en marcha un operativo especial para el control y la seguridad en el acceso al cementerio, con el fin de evitar aglomeraciones.
Así, el protocolo establecido por la Concejalía de Servicios Sociales contempla medidas como el establecimiento de itinerarios de acceso y salida del recinto, la obligatoriedad del uso de gel hidroalcohólico y mascarilla, y la limitación del aforo en un 50 por ciento hasta el máximo de 500 personas de forma simultánea.
Los segovianos parecen haber entendido el mensaje y el orden, el respeto y la prudencia están marcando las visitas al cementerio, que en los primeros siete días de estas medidas ha registrado una media de 1.500 personas repartidas en el horario comprendido entre las nueve de la mañana y las seis y media de la tarde.
Los trabajadores del cementerio se encargan del control de los accesos a través del empleo de un aparato cuentapersonas con el que registrar la entrada de visitantes, y una vez dentro, se afanan por evitar concentraciones o recordar al público que sólo se puede permanecer dentro del cementerio 45 minutos como máximo.
“La gente está entendiendo muy bien las circunstancias y está colaborando mucho”, asegura uno de los empleados municipales, que destaca también el hecho de que las visitas se están escalonando a lo largo de los días.

“Es lógico que mañana (por hoy domingo) y el lunes las visitas crezcan un poco más al ser días festivos, pero la experiencia de estos días nos está demostrando que los visitantes vienen concienciados y siguen las recomendaciones, e incluso nos preguntan si pueden hacer tal o cual cosa”, señala el trabajador.
Las limitaciones han generado que el ambiente de recogimiento y el silencio en las instalaciones sea más ostensible que en años anteriores. Sólo el ruido de las escaleras metálicas para acceder a los nichos más altos o el rumor del agua para regar los centros de flores rompe la quietud de la ‘ciudad de los muertos’, que este año ha experimentado un inusual aumento de población debido a la crisis sanitaria. Para la jornada de hoy, día de Todos los Santos, la actividad más destacada será la misa solemne de Difuntos que este año se traslada desde la capilla del cementerio –cerrada este año por la pandemia- a la iglesia del Colegio Claret, donde a las 11 de la mañana tendrá lugar la celebración religiosa oficiada por el obispo César Franco.
Un entorno que necesita cuidados
Pese a las especiales circunstancias de este año, lo que no varía con respecto a otras celebraciones es la queja más o menos generalizada sobre el estado de las instalaciones, sobre todo en aquellas galerías más antiguas, donde el estado de conservación de lápidas y nichos, así como el de las calles y accesos deja bastante que desear. A esto se une la acumulación de restos de obras en algunos espacios estancos, o el acopio de material de forma indiscriminada que ofrecen una imagen de dejadez y abandono.
“Esto no se puede consentir”, aseguraba una usuaria del cementerio, que considera que el Ayuntamiento “tiene que adecentar estas instalaciones, porque hay que prestar un buen servicio para los ciudadanos, y eso pasa por tener un cementerio digno”.
En el envés de la cuestión, el esfuerzo del Ayuntamiento por dotar de más espacio para enterramientos se hace notar en la construcción de nuevos nichos y columbarios, en los que el Gobierno municipal ha anticipado su intención de ampliar las instalaciones obligado por la pandemia y ha invertido en los últimos meses cerca de 90.000 euros en esta materia.
