Los centros de datos (data centers) son los nuevos devoradores de energía eléctrica, un fenómeno que se une a la demanda de energía por parte de la Inteligencia Artificial.
El Fondo de inversión americano Blackstone ha anunciado en este sentido la inversión en Zaragoza 7.500 millones de euros en un centro de datos, mientras Meta ha obtenido la licencia para la construcción de otro centro en Talavera de la Reina. En efecto, las inversiones directas y previstas se acercan a los 30.000 millones de euros en los próximos años en ese sector. Se calcula así un efecto multiplicador de 2,8 veces y un impacto en la economía española de 70.000 millones de euros. La mayor oportunidad empresarial y económica de España en décadas, por no decir la más relevante de la historia económica moderna de nuestro país. Un efecto además transversal que afecta positivamente a múltiples sectores de nuestra economía. Unos centros de datos que requieren un gran consumo eléctrico y una conexión a una red trocal de comunicaciones de fibra óptica, y que aparecen potenciados por el uso de la Inteligencia Artificial.
Castilla y León no tiene ningún centro datos en su territorio, a diferencia de Aragón (5), Castilla La Mancha (2), Barcelona (8), Comunidad Valenciana (5), Madrid (26), Andalucía (5), Mallorca (1), Las Palmas (1).
Sin embargo, la producción de hidrógeno y los centros de datos son dos de los negocios más prometedores en el futuro. Además, Castilla y León ha revalidado su liderazgo en generación renovable a nivel nacional en 2023. La producción eléctrica renovable aumentó en nuestra Comunidad en 12,1% hasta los 23.271 GWh en 2023, así Castilla y León produjo el pasado año el 17,3% del total de energía española proveniente de recursos naturales como viento, sol o agua. Un recurso que no es utilizado para la implantación de nuevas industrias en nuestro territorio, generadoras de empleo de calidad y tan necesarias para subirnos al tren de un desarrollo futuro prometedor. Otra oportunidad perdida.
