¡Qué tiempos aquellos! Los de un campo llamado ‘El Peñascal’. Tal nombre data del año 1944, cuando en la barriada llamada de los peñascos se hizo ese campo de fútbol. No era un estadio; pero, en años posteriores, con una masiva afluencia de aficionados que poblaban las cuatro partes del rectángulo, y soñando un poco, sí se podría pensar que estabas en el hermano pequeñito y pobrecito del Bernabéu.
Entonces no existía ninguna peña oficialmente constituida. Sí grupos de amigos que quedaban para ir al fútbol y situarse juntos en el campo. De tal manera que, cuando la ocasión lo merecía, exhibían su poderío iniciando algunas proclamas de ánimo al equipo gimnástico; que es como se le denominaba por todos; de hecho, se decía: ‘¿vas esta tarde a ver a la Gimnástica?’ Pasado algún tiempo nació la peculiar peña llamada ‘Peña de los Dos’. Está claro que toda la peña cabía en un seiscientos para ir al Peñascal.
También estaba un peñista unipersonal llamado Claudio, personaje que se ubicaba en el mismo centro de la grada; y desde allí, voceaba con mucha educación animando a nuestros paisanos. También acudía el señor Santamaría, que llegó a ser socio número 1 del club segoviano. Este hombre se hizo igualmente famoso por sus arengas afectuosas con el colegiado diciendo: ‘¡Arbitrillo! ¡tío de luto!’.
Hoy, con el paso de varios tiempos existen cinco peñas, digamos oficiales, de la Gimnástica Segoviana: la más antigua es ‘Los Segobirras’. También están ‘El Gol Psicológico’, ‘Peña 1928’ antes llamada Dani Calleja; ‘Segorenzos’ y ‘Los del Bar’. La vida sigue, y la juventud que nos pisa los talones hará que, cuando estemos en una categoría más alta, seguro que nacerán más peñas gimnásticas.