Es conocido por todo aquel que practica o ha practicado alguna especialidad deportiva que su dominio muchas veces no está exento de dificultades. La adquisición de los recursos técnicos y tácticos o de una apropiada condición física requiere, además de un alto nivel de motivación, de mucho tiempo y esfuerzo físico. Estos condicionantes provocan que muchas personas no asuman estos retos y dejen de practicar. En otros casos, buscan estrategias para no desvincularse totalmente de la práctica de actividad física y recurren a realizarla con imaginación, mezclando algunas características de diferentes disciplinas.
Por estas razones se están llevando a cabo propuestas en las que se hibridan algunas disciplinas deportivas, que buscan adaptarse a los intereses de las personas y ofrecen nuevas experiencias innovadoras. Se simplifican las reglas, se eliminan la barreras técnicas o físicas y, en algunos casos, se necesitan menos infraestructuras o se adaptan las existentes. Por otro lado, también hay que comentar que estas mezclas resultan atractivas por su interés comercial, ya que hay que comprar materiales específicos para poder jugar.
Por poner algunos ejemplos, algunos ya son conocidos, el footgolf (golf y fútbol), el picklebal (tenis con palas y pelota perforada), el teqball (mezcla de fútbol y tenis de mesa), el quidditch, el que salía en ‘Harry Potter’, (rugby, balonmano y atletismo), el yoga paddleboard (yoga y surf), el padbol (fútbol y pádel) o el bossaball (fútbol, voleibol y camas elásticas).
Seguro que estos nombres a muchos le suene a chino, pero si se consulta en internet se puede comprobar cómo en todos los casos los participantes se divierten y disfrutan compartiendo la experiencia. Eso sí, a los puristas no les convence y siguen prefiriendo el deporte en su esencia, y en parte tienen razón, sobre todo cuando tienen que compartir espacios o estos se ven alterados, como en el caso del footgolf.