Felipe II, (tratamiento: ‘Su Católica Majestad’), fue Rey de España, y de muchos otros lugares, entre 1556 y 1598. Cuando llevaba veintitantos años de reinado, no sin antes consultar a su grupo de asesores varios, ordenó que se buscara en España un lugar para construir una fábrica donde acuñar moneda. Le ‘insinuaron’ que en Segovia, junto al Eresma, había un lugar que ‘ni pintao’. Tras pensarlo –un ratito-, dicen que dijo: ‘pa lante’. Compraron el molino que había en el lugar, parte de la iglesia en ruinas dedicada al Señor Santiago y con un par de huertos más consiguieron el terruño necesario. Con el diseño del arquitecto Juan de Herrera (El Escorial es ‘suyo’) se levantó el edificio.
Esto ocurría en 1583 y dos años más tarde comenzó la actividad fabril.
Aquí se acuñaron monedas de diferente valor y metal. En 1730, ya había llovido (entonces hasta llovía), las acuñaciones en plata se las daba el gobierno a las fábricas de Sevilla y Madrid. Aquí dejaban las de cobre. En el año 1753, en consonancia con la respuesta dada a la pregunta 40 del Catastro de Ensenada, el Real Ingenio ‘no estaba en uso’.
Año 1869. Reinando Alfonso XII y con un gobierno provisional salido tras ‘La Gloriosa’, se cerraron las fábricas de Segovia y Sevilla. La de Madrid acuñaba moneda desde 1861 en su fábrica ubicada en la Plaza de Colón, y con una potente instalación de máquinas de vapor, ponía en el ‘mercado’ monedas por ‘un tubo’.
Hasta aquí, a grandes trazos, la funcionalidad de ‘La Moneda’ de Segovia. Ahora les describo el después del cierre que, menos conocido, también tiene –considero-, su ‘miaja’ de interés. Es la otra actividad de un conjunto de edificios que está de cumpleaños. Su historia ya ha llegado a los 540.
Ahora voy y escribo de los pasos que se dieron hasta llegar a la fabricación de harina. También tiene su historia. Lean.
Dada la inactividad de la fábrica de moneda, los del gobierno central, que estaban en situación de ‘tente mientras cobro’, deciden sacar a subasta lo que había sido el Real Ingenio. El primer intento en abril de 1870; el segundo en agosto y el tercero en noviembre. En los tres, ‘agua’. No se presentó ni un solo postor. Al año siguiente hubo dos nuevos intentos para un mismo resultado.
Llegado el año 1878, primeros días de enero, siendo ministro de Hacienda Antonio Cánovas del Castillo, hay nueva subasta. Suena la flauta y se adjudica el ‘complejo’ a Fernando Nieto y Bautista, industrial, en 191.000 pesetas (1). La puja de partida se situó en 220.680 pesetas.
El nuevo propietario, después de realizar las necesarias obras, dedica el espacio a moler trigo y sacar harina. Tuvo mala suerte, pues cuando había conseguido culminar la obra industrial, fallece de forma repentina. La fábrica, con escasa actividad y dirigida por su viuda, sufre dos embargos y cesa en su actividad. Subastada de nuevo en los años 1902 y siguientes, salvo prueba en contrario es adjudicada a los hermanos Luciano y Mariano Puigdollers, joyeros de diamantes de profesión, en el precio de ¡35.000! pesetas. Se incluyen en el precio maquinaria y accesorios. La producción de harina no la inician hasta 1907.
En 1918 fallece uno de los hermanos, Luciano. Se para la producción y si bien la finca permanece a nombre de ambos, llegado el año 1932 la fábrica cambia de dueño. Es vendida a Felipe Aguado, que mantuvo la actividad hasta 1967, después de haber realizado importantes obras y la instalación de maquinaria nueva.
Nueve años permaneció como residencia privada. No hubo ninguna actividad productiva, es cierto, pero en el lugar vivieron –cuidaron-, familias dedicadas al transporte u otros menesteres. Hasta que ‘saltó’ la noticia: ‘Aguado ha vendido a Leopoldo Moreno la propiedad de ‘La Moneda’. Este la mantuvo hasta 2001.
Tres años antes, el gobierno de la España democrática se decide a expropiar el Real Ingenio, pues las negociaciones con la propiedad no dan fruto. Ejecutada la expropiación y pagado el justiprecio de la misma, en el año 2007 llegan a un acuerdo el Ministerio de la Vivienda, Junta de Castilla y León y Ayuntamiento de la ciudad, para rehabilitar los edificios. Su coste inicial es de 7.3 millones de euros. Reparto: Ministerio 59%, Junta 33 y Ayuntamiento 8%. Cuando finalizaron los trabajos, en 2011, se habían gastado 10.081.535 euros.
Para realizar la rehabilitación de la CECA fue necesario demoler el cuerpo que se construyó para la fábrica de harinas de Aguado. Hoy, el conjunto se divide en edificio museo, el de cafetería, el cultural y el de residencia y administración.
Y colorín ‘colorao’… el que más quiera saber y conocer descienda hasta el valle del Eresma y entre en el Ingenio, donde le darán toda clase de datos. Lo tienen bien ‘montao’.
Y, si por La Alameda pasea, podrá comprobar que sobre el lecho del río hay algún árbol caído. Es fruto del temporal de hace unos meses y no hubo tiempo para el ‘corte y confección’. Lo dicho: todo normal… o así.
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(1) En el año 1870 se había salido al mercado por 353.087 pesetas.
